La psicóloga clínica y forense Dácil Darias, especialista en Psicopatología y Salud y miembro de la Comisión de Psicología Criminal del Colegio de Psicología de Santa Cruz de Tenerife, ha advertido de la falta de programas de prevención de la pederastia en Canarias, empezando por la propia Consejería de Educación, a la que reclama que dé respuesta a la demanda de información que hacen los padres y madres.

"Mientras que en otros países y en otras comunidades autónomas hay proyectos para la prevención de la pedofilia, en Canarias no hay absolutamente nada a pesar de ser un punto negro en el mapa de los pedófilos", lamenta la experta, que dice echar de menos programas específicos como los que hay en Alemania, Países Bajos o la Comunidad de Madrid. Además, cita a la Federación de Asociaciones de Padres contra el Maltrato Infantil.

En su opinión, la Consejería de Educación debería tener un plan de cara a las escuelas porque hay demanda de información y porque a los niños hay que entrenarlos desde pequeños. "Son cosas muy básicas, como preguntarles por una marca en el cuerpo que no tenía, revisarle cuando lo bañas y dialogar sobres sus problemas, sus amigos o temas que a ellos les interesen para conseguir que la confianza sea absoluta en sus padres", aclara.

UN TEMA "MUY COMPLEJO"

"La pederastia es un tema muy complejo en el que hay un ocultismo brutal porque afecta a todos los estratos sociales y porque no hay un perfil que nos señale al abusador. Además, hay muy poca información, muy poca formación y muy pocos proyectos que aborden la prevención", comenta la especialista.

Consciente del rechazo que puede generar el propio hecho de abogar por que los pedófilos/pederastas accedan a terapia o a programas, la psicóloga defiende que con sólo unos pocos pedófilos rehabilitados o a los que se consiga modificar en parte su conducta se logra un efecto beneficioso multiplicado para la sociedad, entre otros motivos porque "son grandes consumidores de pornografía infantil, lo que significa menores que han sido dañados en otro lugar".

Aunque no es muy habitual, precisa Dácil Darias, el agresor acude a un profesional para intentar "curarse" después del proceso judicial. La psicóloga no duda de que son enfermos en los que lo principal es determinar el origen de la patología. "Y no es fácil, porque quien consume pornografía infantil lleva aparejadas otras parafilias", explica.

"Y también es víctima, porque en el fondo, y en algunos casos, no quieren estar en esa situación, pero la pulsión es tan grande que necesita el consumo". Este paciente se asemeja, por tanto, al consumidor dependiente de una droga, opina la experta, quien ve la similitud en las pulsiones y ansiedad "muy elevada" que compartirían unos y otros.

Es habitual que entre los pederastas detenidos haya hombres de mediana edad, casados y con hijos, pero la psicóloga aclara que los abusos "los comenzó mucho antes". "Quizá el primer episodio fue a los 15-16 años, le gustó y quedó en su mente como algo satisfactorio. Y puesto que la presión social es tan grande, se reprime hasta que su mente ya no se controla", detalla Dácil Darias.

Según la especialista, "a esto hay que añadir actualmente la facilidad de saciarse y de descargar archivos por Internet y consumir pornografía infantil sin que nadie lo vea, de ahí la complejidad y dimensiones que ha alcanzado este problema".

LA CONFIANZA ES LA CLAVE

A juicio de la psicóloga forense, la confianza del niño en sus padres es la clave. "La confianza es la mejor arma que pueden tener los padres frente a un problema de este tipo".

Sin embargo, aclara que el niño debe saber que no se pueden guardar secretos con los profesores, ni siquiera con amigos. "Ningún niño debe tener en su profesor o profesora esa confianza, porque los pederastas tienen la habilidad de ganárselos con regalos o a través de la persuasión o de algún vacío, y saben dónde tocar las teclas", añade.

Por otra parte, indica que un menor abusado sexualmente cambia: no duerme por las noches, se orina cuando ya no lo hacía y sus dibujos son el mejor indicador de que algo pasa. A veces también se detecta en una niña que comienza a maquillarse de forma exagerada.

Sobre dejar desnudos a los niños en las playas, la especialista advierte de que "no es cuestión de alarmar, pero sí de ser conscientes de la época en que vivimos". "La clave es ser precavidos en un espacio público como es la playa, porque no sabes nunca quién les está mirando y, además, con las cámaras de los móviles ni te enteras si les están fotografiando", indica.