La periodista Rosa María Calaf ha defendido hoy en la ceremonia de apertura de la vigésimo segunda edición de la Universidad de Verano de Adeje la necesidad de contar con un periodismo más comprometido que mejore la calidad democrática de las sociedades.

Calaf, en su discurso, abogó por una profesión más comprometida, más crítica y menos lisonjera con las estructuras económicas del poder.

"El gran problema de hoy es que no se hacen preguntas, no se cuestiona lo incuestionable. El periodismo tiene que adentrarse en lo invisible y hacerlo visible, tiene que entrar en el silencio y darle vida", aseveró la excorresponsal de Televisión Española en Nueva York, Moscú, Buenos Aires, Roma, Viena, Hong Kong y Pekín.

A su juicio, el periodista tiene por tanto que ir más allá, y preguntarse a quién beneficia que las cosas pasen.

"Estamos en una sociedad de pasarela, donde se pasa por encima de las cosas", alegó, para añadir que el periodismo es ahora una cosa de usar y tirar.

"Los medios están más interesados en hacer caja que en hacer excelencia informativa", sostuvo Calaf, quien lamentó que los intereses de los grupos empresariales estén por encima del servicio a la ciudadanía y de colocar a las personas en el centro del interés.

"La opinión pública debe saber lo que pasa, y cuando esto no sucede la ciudadanía se rige por datos equivocados en la toma de decisiones", agregó.

En las democracias consolidadas, aunque no se mata a los periodistas o a los ciudadanos, la violencia se muestra desacreditando, asilando, eliminando voces discordantes, denunció la periodista, quien destacó que hablar en democracia de medios libres es un mito.

En su opinión, la prensa está rendida a los intereses ajenos a los propios intereses periodísticos y "la promiscuidad entre el poder político, económico y mediático es evidente".

"Los medios provocan emoción y se detienen ahí, pero no se pide responsabilidades sobre lo que sucede", delató Calaf, quien cree que el periodista es el responsable de darse cuenta de ello, porque la información es cada vez "más banal y superficial".

Tanto es así, continuó, que "los periodistas acabamos siendo lectores de comunicados y comparsas de ruedas de prensa, algunas de ellas incluso sin preguntas".

Calaf consideró que un buen periodismo debe volver a ser una reclamación democrática, pues el control que la prensa debe ejercer es imprescindible para la calidad democrática.

"Hay que hacerse la pregunta de si los medios están donde está la noticia o la noticia está donde están los medios", reflexionó.