Está el personal revolucionado, el personal nacionalista, porque los críticos corren más de la cuenta, pero sin llegar a la meta. Unos apoyan a Carlos Alonso en su carrera por el Cabildo y otros no. Ganará, pero puede haber impugnación del Consejo Político. Y me aseguran que, por fin, Fernando Clavijo y Paulino Rivero se han reunido. Algo es algo. A ver si sale alguna cosa de ahí.

Yo quiero hacer una crónica frívola de la actualidad, pero no me dejan. ¿Se han fijado ustedes cuántas guerras hay abiertas por ahí, por Irak, por Cisjordania? stá todo el mundo dándose tiros. Ya nadie se acuerda de Venezuela, donde el bruto de Maduro quiere meter en la cárcel a la opositora María Corina Machado.

Lo tiene crudo María Corina: si huye, es una cobarde; si se queda en Venezuela, la encarcelan sin pudor como hicieron con Leopoldo López, que se pudre en la lúgubre prisión de Ramo Verde, o con la jueza María Lourdes Affiuni, enchironada por liberar a un empresario que había estado liado con una hija de Chávez; la dejó, lo metieron en el talego por su atrevimiento y la despechada se cabreó porque la jueza puso en libertad a su exnovio. Y Chávez la mandó detener y la tuvo meses y meses en una celda donde le metían ratas por la noche.

Voy a ver si me mandan el libro de la jueza Affiuni, en el que cuenta lo que pasó en prisión, las vejaciones, las torturas y los ataques a su dignidad que sufrió. ste régimen corrupto y sin piedad puede meter en la cárcel a María Corina, a la que ya desposeyeron de su inmunidad parlamentaria, y hacerle lo mismo que a la jueza.

No se cortan un pelo, son unos sinvergüenzas que se han hecho multimillonarios robando a manos llenas mientras en el país se pasa hambre. Y presumen de socialistas cuando hurtan a su pueblo el bienestar para ellos arrastrarse entre montañas de dinero.

Affiuni, muy tocada sicológicamente, creo que sigue bajo arresto domiciliario. Y todo por aplicar la ley, porque el detenido, un empresario ahora exiliado en Miami, tenía derecho a la libertad condicional. Se fugó en cuanto pisó la calle, no tardó ni dos horas en salir del país. Y a la jueza, que había seguido escrupulosamente el procedimiento, la tacharon de corrupta y de haber cobrado por haber puesto al detenido en libertad. ¡llos, que han corrompido al poder judicial venezolano hasta límites de chiste, o de drama!

Mientras, el país se muere de hambre, los comercios siguen desabastecidos, los hospitales son un caos, se están cargando también la sanidad privada, los periódicos parecen hojas parroquiales por falta de papel. ¿Qué está pasando en el país hermano?

Pero con tanta guerra por ahí ya nadie se acuerda de Venezuela. Con tanta guerra del gas, con la pérdida del control en Irak, con las células yihadistas que proliferan como hongos turbando la paz y el sosiego del mundo. Todo esto es un desastre.

Uno va a hacer la crónica política y prefiere que le encarguen otra cosa, porque se hace del todo punto imposible resumir lo que ocurre en este perro mundo en quinientas palabras. No se puede.