Unas 50.000 personas se congregaron ayer en Las Palmas de Gran Canaria para acompañar a la Virgen del Pino de regreso a su basílica de Teror tras estar dos semanas en la catedral de la capital en conmemoración del centenario de su declaración como Patrona de la Diócesis.

Gentes variopintas y de casi todas las edades, desde grupos de jóvenes a personas de avanzada edad, y pertrechadas en muchos casos con botas, bastones y mochilas para hacer más llevadera la procesión de unos 25 kilómetros de recorrido que acompaña a la imagen de la patrona, se dieron cita desde tempranas horas de la madrugada con ánimo de participar en estos actos en la catedral, un templo que llenaban y desbordaban los fieles desde antes de las seis de la mañana.