El aumento del tráfico marítimo mundial afectará a corto plazo a los cetáceos no solo por el riesgo de colisiones y la contaminación por vertidos, sino por el estrés que causa el ruido de los barcos, que se transmite más fácil y rápido por el medio acuático.

El catedrático de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Antonio Fernández, define así la situación durante una entrevista: "el mar ha dejado de ser silencioso".

En general, explica Antonio Fernández, el océano se ha convertido en un medio ruidoso porque claramente, la navegación se ha incrementado y las poblaciones de estos mamíferos marinos afrontan no sólo una mayor posibilidad de colisión con las embarcaciones, sino el estrés que les causa su ruido.

Ello hará que en un futuro más corto de lo esperado este estrés influya sobre las poblaciones de cetáceos que, como cualquier otro organismo vivo, si se ven continuamente bajo tensión "terminarán moviéndose".

No se trata de que vaya a haber una mortalidad de animales por el ruido y por la contaminación sino una "sub-letalidad", es decir, el estrés constante se va acumulando y llega un momento en que se disminuyen las defensas y los animales enferman más fácil.

"Ese estrés puede provocar que las poblaciones se vayan a otras áreas igual que cuando hay un vecino muy molesto y no se resuelve el problema, te vas a otro sitio", explica el catedrático.

A estos factores se une además el aumento de la temperatura en los océanos, y todo ello modificará con certeza el comportamiento de esas poblaciones de mamíferos marinos, insiste.

Fernández, que dirigirá la Red de Salud de Cetáceos de la Macaronesia, integrada por científicos de Canarias, Azores, Madeira, Cabo Verde, Andalucía y Marruecos, indica que cada vez se investiga más sobre la consecuencia del aumento de la actividad humana en el medio marino y "se está viendo que es perjudicial".