La estrategia de recuperación del pinzón azul de Gran Canaria se encaminará a incrementar los lugares de asentamiento de esta especie como vía para posibilitar que crezca su población, estancada en buena medida a causa de su acantonamiento en una única zona, el Pinar de Inagua.

En la Reserva Natural de Inagua se ha logrado revertir el descenso en la población de esa ave que se constató tras el incendio que en 2007 asoló buena parte de la masa forestal de la isla, hasta alcanzar un número similar al que había antes del suceso, en torno a 300, según ha destacado hoy el experto del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Luis Carrascal.

Con motivo de la constitución de la comisión de seguimiento del nuevo Plan de Recuperación del Pinzón Azul para Gran Canaria aprobado por el Gobierno autonómico, de la que forma parte como asesor, este investigador del CSIC ha valorado el trabajo que se ha desarrollado en los últimos años para promover el crecimiento de la población de esa especie.

Y, en especial, los avances que se han conseguido en la reproducción en cautividad del pinzón azul, que ha constituido un éxito, en palabras de la consejera de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, María del Mar Arévalo.

La consejera ha matizado que, pese a ello, todavía falta trabajo por hacer, ya que "aún queda buscar nuevas zonas en donde se puedan liberar los pinzones y seguir mejorando el conocimiento que tenemos de la especie".

Su parecer ha sido compartido por Luis Carrascal, que ha recalcado que, tras haber trabajado en hacer un inventario de los ejemplares existentes hasta hace unos años y en su comportamiento, ha concluido que se trata de "una especie que tiene una gran fidelidad al lugar donde nació" y que, "además, tiene, para ser un ave forestal, una densidad bajísima" de población.

Esas dos características resultan inconvenientes para el objetivo que se persigue de multiplicar el número de aves de esa especie, puesto que la conjunción de ambas conduce a "unos fenómenos demográficos que implican que no tenga unos niveles reproductivos como los que se podrían dar en otras poblaciones con mayor densidad".

Frente a esa realidad, el científico ha abogado por tratar de ampliar los lugares de asentamiento del pinzón azul de Gran Canaria más allá de Inagua, donde "más del 95 % de toda su población está acantonada", quedando solo "unos pocos ejemplares que vagan por los pinares de la cumbre" pero sin capacidad de generar por sí solos nuevas poblaciones.

A su juicio, esta estrategia es viable "considerando que su subespecie hermana, el pinzón azul de Tenerife, ha ocupado ya todos los pinares de la isla, desde bosques madurísimos a otros más secos".

Por todo lo expuesto, ha insistido en apostar por intentar acrecentar la presencia de esa especie introduciéndola en zonas donde no se asienta actualmente, "creando nuevas poblaciones que al principio vayan a incrementar sus efectivos lentamente" pero que, a la larga, posibiliten que existan nuevas localidades donde sus ejemplares acaben por reproducirse.

María del Mar Arévalo ha apuntado que, en todo caso, aún está por definir con precisión en qué nuevas zonas se tratará de introducir el pinzón azul autóctono, lo cual será uno de los "nuevos retos" de su plan de recuperación, de cinco años de vigencia y que se ha puesto en marcha con la constitución de una comisión de seguimiento con presencia de Cabildo, Gobierno canario y científicos externos.