La obra del edificio de visitantes del jardín botánico de aclimatación de a Orotava, situado en el Puerto de la Cruz, está parada. El jardín está gestionado por el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) y en él se dan cita, junto a las más importantes variedades botánicas del mundo, el herbario de Sventenius, un pedazo de historia botánica de la Isla y un edificio casi terminado, impresionante, destinado a museo y centro de visitantes. Está parada la obra desde hace meses.

Nadie ha dado explicación alguna de por qué se ha detenido la obra cuando faltaban pocos meses para su terminación, al menos en su fase inicial. Nadie ha dicho ni mu sobre si se va a consignar dinero para terminarla. Nadie ha querido hacer comentarios, hurtando a la gente su derecho a saber.

Quien más entusiasmo puso en que el edificio se terminara fue la anterior presidenta del ICIA, Milagros Pérez eón. Pero al ser nombrada alcaldesa de Santa Úrsula cesó en sus funciones como titular de este organismo. Y entonces se acabó el carbón. Su sustituto -del que yo ni siquiera sé su nombre- ha sido incapaz de sacar la obra adelante. Junto al edificio, un gran lago, hermosísimo, para plantas exóticas y peces de varias partes del mundo, lago sin agua y sin especies vegetales ni animales en este momento.

Todo a medias, tras un desembolso importante, millonario. Todo a medias en una ciudad -el Puerto de la Cruz- y en una zona -el Valle de a Orotava- tan necesitados de lugares de ocio y de cultura como este jardín, fundado por el marqués de Villanueva del Prado y en el que trabajó el gran especialista Wildpret, abuelo de Wolfredo Wildpret, nuestro eminente botánico.

Esta construcción debería reanudarse cuanto antes. Sacando el dinero de donde sea porque el edificio está prácticamente terminado, según el proyecto de los arquitectos Pastrana (q.e.p.d.) y Artengo, que fue el director de la obra hasta su paralización.

En fin, que un manto de silencio se cierne sobre el jardín, pero nosotros no nos hemos olvidado de que sigue ahí y de que es preciso terminar lo que se ha iniciado. No hay derecho a que caiga en el olvido la ampliación de uno de los jardines de aclimatación más importantes del mundo, en el que tanta gente se ha dejado su alma.