Dijo el heredero de la Corona que Canarias es una tierra de oportunidades. No sabemos quién fue el autor del discurso. Pero si una comunidad autónoma con el 35% de paro es una tierra de oportunidades, ¿cuál es el índice de desempleo necesario para tumbar esa manifestación tan optimista?

Canarias no es una tierra de oportunidades sino una región abandonada de la mano de ios, cuyo índice de paro es el más alto de Europa y donde no funciona bien sino el sector turístico, gracias a ios. Lo demás ha caído por su propio peso y los datos de pobreza son demoledores. Casi un 50% de la población no llega a final de mes, es decir, vive rozando o se encuentra por debajo del umbral de la pobreza.

Y más del 70% de los jóvenes en disposición de trabajar no logra empleo; y el crédito no llega a las familias; y las pymes se debaten entre el ser o no ser; y los autónomos no tienen para pagar lo que les cuesta el seguro obligatorio. ¿Es realmente Canarias una tierra de oportunidades? Si acaso lo era, cuando la bonanza económica. Pero ahora no lo es.

Quizá el heredero se ha contagiado del optimismo del Gobierno, cuyo clamor no llega a las familias, que siguen pasándolo mal; ni al consumidor de antes, que ahora no puede consumir; ni al comercio.

Quizá el autor del discurso vino una vez a las Islas, de vacaciones, y se quedó prendado del hotel, del sol, del comercio en el sur de Tenerife, que sobrevive. Que venga a la capital, que vaya a los pueblos. Canarias ya no es una tierra de oportunidades. Se las han cargado.

Estos discursos no hacen sino añadir confusión. Yo sé que la consigna que viene de arriba es la del optimismo. Pero no existe motivo para el optimismo mientras la Hacienda estatal nos exprima sin pudor; mientras el dinero para el desempleo se reparta en las colas del paro en vez de dárselo a las empresas para que contraten; mientras el seguro autónomo cueste más de la mitad de los beneficios mensuales de una familia que quiere salir adelante. Así no se puede hablar de una tierra de oportunidades. Todo lo contrario.

Sería bueno pensarse mejor esos discursos optimistas y prestar más atención a la situación real, para resolverla. Estamos hartos de frases rimbombantes. Ahora queremos acción. Esta sí que sería una buena oportunidad.