Lo que ha pasado en Burgos no es presentable. Porque, además, no se acerca nada a la épica de las ciudades, ni a la actuación de algunos Robin Hood del siglo XXI. Es pura demagogia de la izquierda rancia que odia que la derecha esté escapando al país. Es decir, de la izquierda destructiva que no sabe sino organizar algaradas pero que en seis años de crisis no ha aportado ni una sola idea que solucione los males de España.

o de Burgos no es desobediencia civil, sino algarada callejera pura y dura como aquella del Cojo Manteca en la Transición. Sólo que la bendita Transición no cedió al chantaje callejero y el alcalde de Burgos, sí. Y es un error. Cediendo se ha dado pie a los alborotadores de la España mimética para que imiten la estupidez del barrio burgalés del Gamonal. ¿Qué le pasa a los vecinos, que no quieren un bulevar sino quedarse con lo cutre? ¿Y para eso hay que tirar piedras a la policía y destrozar el mobiliario urbano?

o de Burgos ha sido producido por el veneno de la izquierda, que no soporta los éxitos de la derecha, incuestionables aunque no hayan llegado aún -que llegarán- al pueblo llano. Se han dejado llevar por cuarenta anti sistema a los que Burgos, ogroño, Santander, Madrid o San Sebastián les importa un bledo. Cuarenta delincuentes que, como el caballo de Atila, pisotean todo lo que ven. No tienen pudor, ni moral.

Y estos energúmenos encuentran, si no la complacencia, sí la mirada hacia otra parte de los partidos de la izquierda, el PSOE incluido. Si este PSOE no es capaz de ayudar al Gobierno a que nos saque de la crisis -y hasta ahora no lo ha hecho- tampoco lo será a la hora de condenar una algarada. Han pasado demasiadas cosas en España desde los atentados de Atocha. Algunas se saben y otras se sabrán. Ya llegará la hora de analizar comportamientos. En este país siempre se sabe todo.

o de Burgos es un aviso y lo de su alcalde, una cobardía. Quizá aceptó presiones de Interior, que no quiere precisamente ahora una escalada de violencia. Quizá, quizá. También lo sabremos, más pronto que tarde. o de Burgos no responde a entusiasmo ciudadano ni a ideales, sino a un plan preconcebido de cierta izquierda con grupos antisistema. Pónganle ustedes el cuño a lo que digo.