Cerca de 200 niños sin recursos recibirán el próximo 6 de enero un regalo traído de Oriente por los Reyes Magos gracias al proyecto sin ánimo de lucro Cadena de Ilusiones, creado por la asociación educativa y psicológica Yemaya. Se trata de una iniciativa surgida en Tenerife en 2008 y que, gracias a su mayor aceptación con el paso de los años, ha conseguido que la Obra Social La Caixa muestre su interés y se plantee la posibilidad de extenderla por todo el Archipiélago, aseguró la directora del proyecto, Sonia García.

El proyecto comenzó como parte de la terapia que realiza el colectivo con menores conflictivos de forma privada, y en ocasiones desinteresada, y "se fue extiendo por personas que supieron de la iniciativa", cuyo objetivo es que niños en situación de exclusión social o riesgo de padecerla que, por este motivo, no van a recibir ningún regalo el 6 de enero lo tengan.

Para ello, el colectivo asigna a cada persona interesada un menor, aportando solo el nombre y edad del niño. A partir de estos datos se deben comprar tres regalos, siendo siempre uno educativo, otro un juguete y el último una prenda de ropa o calzado.

Dado que en ocasiones hay menores de un mismo núcleo familiar, y para evitar importantes diferencias entres los presentes de los niños, el colectivo ha establecido un máximo de entre 35 y 40 euros para gastar en los regalos.

La asociación establece una fecha máxima, anterior al 6 de enero, para dejar los presentes en el local del colectivo, donde citan a las familias de los menores para que recojan los regalos. Este año la entrega de los paquetes se realizará el 28 de diciembre. Cabe señalar que las personas que participan en la Cadena de ilusiones pueden acudir al reparto y conocer a las familias si así lo desean.

Las personas que quieran participar en el proyecto se pueden poner en contacto con el colectivo a través de Facebook o llamando al 615432515.

Mejora de la calidad de vida a niños sin recursos

Entre las acciones que realiza la asociación Yemaya con los menores que atienden destaca la de mostrarles las condiciones de vida de niños sin recursos y ayudar a estos mejorarlas, explicaron los miembros del colectivo. De esta forma, acuden a los domicilios de estos menores en exclusión o riesgo de padecerla para ordenar sus dormitorios, pintar sus habitaciones y limpiarlas, entre otras tareas. "Se trata de niños cuyos padres no mantienen su hogar con unas condiciones aptas y que llegan a vivir en sus casas con desorden, basura e incluso pulgas. Sus padres son personas con conflictos importantes, e intentamos que estos menores puedan estar en condiciones", explicaron. "Por ello, y como parte de la terapia para los menores, les mostramos la realidad de estas personas con una doble función: ponerlos en contacto con esta realidad para que mejore su comportamiento y ayudar a estos niños a mejorar su situación", destacan.