Además de la corrupción rampante, de las voladas reales, de las querindangas de rango diverso y de toda la basca, tenemos fricciones gallegas en el PSOE. Y discusiones fratricidas en Coalición Canaria, con una na Oramas que quiere ser presidenta. Yo también. Todos, en el fondo, queremos ser presidentes.

La política en España anda no poco degradada, pero se hace tremendamente atractiva para los que tenemos que escribir de ella casi todos los días; aunque duela decirlo. No hay un sitio sin lío, sin mamandurria, sin apetencias personales y sin variopintas tendencias. España es, hoy por hoy, el país de los líos y los políticos canarios se han contagiado.

Quedan ya pocos políticos humanistas que nos hagan pensar; algunos hay, tengo que decirlo, pero no abundan. Y también los periódicos se han alineado con el poder y con la oposición. Siempre, esto es verdad, han existido tendencias en la prensa, pero lo que se lee hoy en algunos medios, vamos a llamarlos de tirada nacional, es sectarismo y partidismo. Y esto me parece intolerable porque confunden a sus lectores, aunque estos ya sepan de antemano por qué poros respiran sus periódicos favoritos.

Luego está la monarquía, que no gana para sustos. El otro día, el rey se luxó una cadera, lo que parece normal cuando se lleva prótesis. Pero esta semana lo operaron de nuevo, esta vez de una hernia discal. ¿Se repetirán las imágenes de una familia desunida yendo a ver por separado, casi por turnos, al patriarca/monarca? No lo sé. ¿Irá la princesa Corina, la nueva musa nacional, a la clínica a ver a su entrañable amigo? Tampoco lo sé. Estarán pendientes de ello todas las revistas del corazón y redactores de los programas basura.

Por otra parte, el chisme mundial no deja de hablar del pretendido idilio entre el exjuez Garzón y la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner. Este periódico tituló el domingo, con mucho sentido, "el conejo me riscó la perra". Garzón quiere ser, como es sabido, el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro. De momento, y si es verdad la cosa, beneficiarse a la viuda alegre tiene que ser una gozada. Ya lo contará en sus memorias.

Panorama desalentador este, con tanto dime y direte. l fin y al cabo somos un país de chismosos, donde la realidad supera a la ficción. Por cierto: ¿es verdad que la Guardia Civil se llevó, esposado, al funcionario del hospital que filtró datos médicos del estado de Saida Prieto, la aspirante a reina del carnaval accidentada en el escenario?