Una testigo del caso Kárate, identificada con el número 33, ha dicho hoy en la Audiencia de Las Palmas que el principal acusado, Fernando Torres Baena, le dijo con orgullo y "risa" que "había estado con más de 100 niños" y que su pareja, la acusada María José González, "con más de 50".

La joven karateca, campeona de Europa y del mundo, comenzó a entrenar en el gimnasio de Torres Baena a los 14 años, y ha relatado a la sala los numerosos abusos sexuales de los que fue objeto por parte de cuatro acusados, que en el caso del monitor Juan Luis Benítez, ha dicho que solo fueron tocamientos.

Esta testigo, que ha afirmado sentir aún miedo de Torres Baena, ha asegurado que con ella hicieron una "masacre" los acusados del caso Kárate, el mayor proceso que se juzga en España por pederastia.

En esta jornada también ha declarado el testigo número 34, que ha afirmado que con 9 años, al poco tiempo de comenzar en el gimnasio de Torres Baena, tuvo su primera relación sexual con la procesada María José González, con la que formó tríos a esa edad junto a la acusada Ivonne González, algo por lo que debía sentirse también orgulloso, según le decía Torres Baena.

Este testigo también ha asegurado que su primera relación sexual con Torres Baena ocurrió a los 10 años, en su chalé de Vargas, según ha señalado el joven, que ha narrado que en varias ocasiones formó cuartetos sexuales con Torres Baena y las dos monitoras, y que los abusos sexuales que sufrió fueron constantes durante los cuatro años que estuvo en el gimnasio.

Según el testigo 34, Torres Baena le llegó a decir que había mantenido relaciones sexuales con su propia hija.

En esta sesión, además otro testigo, el número 32, que también ha relatado haber sido objeto de abusos por parte de los acusados, ha explicado que su primera relación sexual fue con la acusada María José González, en el gimnasio, donde ésta le citó un sábado porque, con motivo de su 14 cumpleaños, le iba a ha hacer un "regalo especial".

El número 32 ha dicho que se quedó "absolutamente bloqueado" tras esa experiencia sexual en la que hubo sexo oral mutuo con la acusada, y a la que siguieron otras con Torres Baena - en las que hubo felaciones, sexo oral y masturbaciones-, con la acusada Ivonne González y con otros compañeros del gimnasio por indicación de los procesados.

Según el testigo número 32, Torres Baena le dijo que para él el kárate "era una excusa para mantener relaciones sexuales".

La testigo 33 ha detallado que el primer episodio sexual con Torres Baena fue en el gimnasio, a los 14 años, y consistió en tocamientos y sexo oral por parte del acusado hacia ella, que la dejaron en "estado de shock" y la hicieron sentir "mucha vergüenza", pues ha dicho que no entendía "qué hacía ese señor de 50 años" haciéndole eso.

El principal acusado, según la testigo 33, como ella en esa ocasión no le pudo hacer una felación, le comentó que no se preocupara porque formaba parte del entrenamiento y que él le iba a enseñar, y que "todas" las personas del gimnasio que eran grandes campeones habían pasado por lo mismo y le citó, entre otros ejemplos, a la acusada María José González.

Esta testigo también ha relatado que para llegar a practicar su primera felación a Torres Baena, éste le dio una charla de cuatro horas hasta que la convenció, método que volvió a repetir ante su oposición a que le penetrara analmente, aunque como castigo la mandó a limpiar el jardín del chalé y le encerró a solas en una habitación.

Según la testigo 33, en sus estancias en el chalé de Vargas estaba "todo el día de una habitación a otra" por indicación de los acusados, mantuvo tríos con las dos acusadas y llegó a haber días en los que mantuvo relaciones hasta con cuatro personas distintas.

La número 33 ha señalado que era "obligatorio" mantener relaciones con quienes los acusados le indicaban y que en su caso tuvo sexo con ocho testigos, así como que Torres Baena la apartó de su amistades y de su familia.

Cuando decidió abandonar el gimnasio y se lo comunicó a Torres Baena, la testigo ha dicho que el acusado se echó a llorar y se desquició, y que incluso le llegó a agarrar por el cuello y a amenazarla con hundirla "en el terreno del kárate".

La testigo 33 ha afirmado que no cree que pueda llegar a superar el miedo que siente del procesado, quien había organizado una estructura sexual jerarquizada, en cuya cúspide figuraba Torres Baena.

Torres Baena, según el testigo 34, le dibujó en varias ocasiones una pirámide para ilustrarle esta estructura en la que en un segundo escalón situaba a las dos acusados, en un tercero, al procesado Juan Luis Benítez, y en el último a la "plebe", a la que pertenecía el joven y los demás karatecas.

En la sesión de hoy también ha declarado la testigo número 11, quien ha dicho que iba a clases de kárate al gimnasio de Torres Baena y al mismo colegio que un hijo suyo, del que oyó decir a amigos que tenían en común que había perdido la virginidad a los 7 años y mantenido relaciones con María José González y "con todos los involucrados" en el proceso.

Ha añadido que el hijo de Torres Baena le comentó tras declarar en la Policía, una vez que salió a la luz el caso, que él había mentido en su declaración.

El juicio continuará el próximo lunes con la declaración de otros cinco testigos.