ME PARECE injusto que se cargue sobre el cuerpo funcionarial toda la ira del ahorro nacional. Estoy de acuerdo con que todo el mundo tiene que trabajar más y ajustarse el cinturón. Y con que se congelen los salarios públicos. Pero, ¿se han parado a pensar en lo que va a significar para el comercio y para el consumo en general la anulación de la paga de Navidad de los empleados del Estado? Será un desastre. España es un caos. Los socialistas nos dejaron una herencia endemoniada en casi ocho años de Gobierno errático. Y el Gobierno de derechas quiere recaudar 65.000 millones de euros subiendo el IVA, bajando de nuevo el sueldo a los funcionarios, eliminando la paga de Navidad, suprimiendo las bonificaciones a las contrataciones, reduciendo las aportaciones a partidos y sindicatos, etc. Medidas dolorosas, pero necesarias.

Sin embargo, las más esperadas son las que se refieren a los políticos: reducción de los sueldos de diputados y senadores, recorte del número de concejales y de sus sueldos, y es de suponer que reducción de los sueldos de los parlamentarios regionales, muy ociosos tantos de ellos y con tan buenos emolumentos todos.

Bien es verdad que estos sueldos son el chocolate del loro si los comparamos con los exagerados y brutales de la banca y de los banqueros. Cuántos gaznápiros de las cajas y de los bancos no se han enriquecido con sueldos de lujuria, esquilmando las cajas fuertes de sus entidades. Los sueldos de ciertos dirigentes de cajas y bancos con problemas -y sin ellos- son un agravio para el país. Las riquezas de España no se las pueden repartir unos pocos mientras el resto se muere de asco y de hambre. Esto no puede ser.

Nos parecen muy bien los recortes y las medidas económicas drásticas. Pero hay que empezar por arriba. Y si mientras unos han esquilmado bancos y cajas con problemas y siguen tan campantes y a otros se les reducen drásticamente sus sueldos para pagar los platos rotos de la crisis, esto parece, al menos, una injusticia.

Los errores del pasado los deben pagar, primero, quienes los provocaron; y luego todos los demás, pero digamos que en una responsabilidad de escala. Primero, los que rigieron el país y se fueron de rositas, cobrando desorbitados sueldos del Estado en este momento; luego, los que se han aprovechado de los fallos del sistema bancario en su propio provecho; a continuación, los políticos; más tarde, los funcionarios; y, finalmente, los ciudadanos de a pie. Proporcionalmente y por ese orden.

Porque aquí se habla de recortes, nos parece bien. Pero que no paguen justos por pecadores. O al menos que no lo paguen todo.