José Miguel Barragán (Las Palmas de Gran Canaria, 20 de marzo de 1963) ocupa desde este domingo el máximo órgano ejecutivo de Coalición Canaria (CC), la Secretaría General, cargo al que llegó con solo un 56% de los apoyos. Pese a todo, rechaza que su elección esté deslegitimada y descarta que haya entregado su futuro al devenir de Paulino Rivero.

En pocas palabras, ¿cómo califica el V congreso de CC?

Intenso, con debate y con futuro.

¿Se esperaba que fuese tanto ese debate?

Sí, porque había una propuesta de ponencia de estatutos que innovaba desde el punto de vista de la organización, creando la figura de una Secretaría General fuerte y manteniendo algunas estructuras anteriores, que era el trabajo entre las islas, pero montando un "staff" un poco más desde el punto de vista nacional canario, que hiciera frente a los problemas desde el punto de vista archipielágico.

Pero hubo otros asuntos...

Sí, uno de ellos fue el debate sobre la figura de Paulino Rivero. Hubo dos posiciones: una gente que planteaba la oportunidad de que estuviera más desligado de las acciones del partido, y quienes planteaban, legítimamente y con argumentos, la oportunidad de que no ocupara ningún cargo y que siguieran existiendo las incompatibilidades. También se ha detectado un grupo de compromisarios en los que había algo más en relación a la figura de Paulino.

Ha quedado la sensación de que lo que mal empieza mal acaba, porque un día después de nombrar la ejecutiva, los herreños se han desmarcado de ella. ¿No se había consultado antes?

Sí.

¿Qué ha pasado entonces para que Narvay Quintero rechace ser miembro de esa ejecutiva?

Narvay vino como propuesta de los jóvenes. Ellos me dijeron que lo habían consultado con él y con los compañeros de El Hierro y que no veían obstáculos. Seguramente, después de que se produjo el hecho, la Agrupación Herreña Independiente (AHI) ha creído oportuno que la aceptación o no de ese cargo estuviera condicionada a la reunión que vamos a tener en breve para ver las posibilidades de renovar el acuerdo firmado en su momento.

¿Pero no parece esto un poco chapuza?

No. Estaba consultado. No me hubiera atrevido a poner el nombre de Narvay si él mismo y, en este caso, los jóvenes no me hubiesen asegurado que contaba con el visto bueno. No hay ningún intento de violentar una reunión que se va a celebrar en breve entre AHI y CC para ver cómo podemos coordinar nuestro futuro conjunto.

Pero la ruptura de AHI antes del congreso era, precisamente, por un modelo de partido que no se ha cambiado...

No creo que la ruptura fuera por eso. Ellos hablaban del pasado. De cómo habían ido las cosas. Porque lo lógico es que, si uno quiere participar en un modelo de partido distinto, esté allí como parte de CC y haga valer ese cambio.

Varios de sus compañeros del sector crítico han hablado de falta de legitimidad de esta nueva ejecutiva no solo por el escaso apoyo, sino porque el presidente, Paulino Rivero, se había autodescartado quince días antes...

No creo que sea democrático deslegitimar una votación secreta en el plenario de un congreso que ha decidido una nueva dirección del partido. ¿Cuál sería la legítima? ¿Cuántos votos? ¿Se va a establecer un porcentaje distinto? No creo que se esté planteando esto. No estamos luchando con el PP o el PSOE en una campaña electoral y después vamos a seguir siendo rivales porque tenemos ideas distintas. Aquí los congresos se cierran con las votaciones. Esas son las reglas del juego. Y todo el mundo las debe respetar. Estoy convencido de que una vez cerrado el V congreso, todos saben que hay una dirección y que nos van a ayudar a construir lo que salió.

Pero será consciente de que de este congreso han salido más divididos aún que en 2008...

Hay dos opiniones. A nosotros nos hubiera gustado saber si había otro modelo, con otra candidatura. Entonces hubiéramos tenido que explicar cuáles eran los proyectos, ver a las personas, el lenguaje..., y, después, los delegados votar. Lo único que se ha manifestado es que hay una sola candidatura y que hay un rechazo hacia ella. Pero hubiera estado más tranquilo sabiendo que había una gente con otro modelo y que perdíamos o ganábamos frente a ellos.

Pero no habiendo una candidatura clara se ha escenificado un apoyo en contra de este modelo...

Sí, pero las cosas acaban en el congreso. Se ha votado y la gente ha manifestado lo que ha creído conveniente. Ahora hay que cerrar esa cuestión y trabajar por el modelo legítimo aprobado. Si no, estaríamos ante un fraude de la democracia interna del partido.

¿Una nueva dirección hubiese hecho peligrar el pacto regional con el PSOE?

No lo creo. No he oído nunca esa cuestión. No sé si alguien la ha pensado, pero no puedo decir que haya oído ese argumento frente al modelo de partido que se estaba planteando.

Se lo digo porque este lunes, Julio Cruz, secretario de Organización del PSOE, decía que el pacto salía reforzado, dando a entender que si hubiese salido otra, pues podría peligrar...

Dudo de que ese fuera uno de los objetivos de este congreso. El PSOE puede tener más confianza en una dirección, pero, insisto, no vi en todo el debate ningún comentario en contra de este pacto. No veo ese peligro por ninguna parte. Otra dirección hubiera respetado los acuerdos que se habían alcanzado.

Hablaba de revisar acuerdos. ¿Qué va a pasar con el CCN y su diputado díscolo?

Diputado díscolo, por ahora, no. Sí es verdad que las relaciones con el CCN han sufrido muchos altibajos. Estamos preocupados por el incumplimiento en Gran Canaria y ellos nos han manifestado el incumplimiento de no completar el número de cargos públicos en el Gobierno. Entre una cosa y la otra va un trecho, porque lo nuestro se puede cumplir todavía.

Da la impresión de que Ignacio González está tensando la cuerda para que ustedes lo expulsen...

No sé si esa es la intención. Por ahora no quiero poner más leña en el fuego. Ahora vamos a analizar las relaciones con otras fuerzas políticas y a hablar de la confluencia nacionalista, y que no se interprete todos unidos bajo las siglas de CC. Hay múltiples fórmulas de confluir desde el punto de vista electoral y programático. Vamos a estudiar cuál es la mejor fórmula para cada uno de ellos.

¿No tiene la sensación de que le ha entregado su futuro al devenir de Paulino Rivero?

No, porque es hacer una interpretación muy simple de un proyecto como el de CC, con cinco presidencias de cabildos, cuarenta y pico alcaldías... Si nos va mal en el Gobierno, le irá mal a Coalición Canaria. ¿Quién puede querer en CC que le vaya mal al proyecto? ¿Piensa alguno que si le va mal a un presidente de cabildo no les va a ir mal a los ayuntamientos? El análisis es más complejo, y es que hemos perdido músculo con la sociedad que tenemos que recuperar. Ya en 2015 hablaremos de qué personas son más convenientes en ese momento.

Tras el congreso regional llegan los insulares, y ahí se prevén tensiones...

No creo que haya una guerra en ese sentido. Responderán a temas de organización insular. No espero esas diferencias que algunos vaticinan en La Palma, Lanzarote y Tenerife.