EL CONGRESO se divierte. En el recinto ferial de Santa Cruz se decide desde ayer el futuro de Coalición Canaria.

Naturalmente, escribo sin resultados, porque todavía no los hay. Puede que cuando ustedes tengan el periódico en las manos ya se haya resuelto la cosa; puede que no.

En todo caso, este ha sido un congreso -el quinto- distinto. Porque, al menos hasta cuando escribo, las cosas no estaban nada claras, se han posicionado las "familias" de CC, los herreños siguen cabreados, los gomeros ignorados, los canariones vencidos, los majoreros y los conejeros con apetencias, los palmeros pegados al Paulinato y los chicharreros, divididos.

Este es el resumen pero, por una vez, ustedes están en ventaja porque yo juego con el tiempo pretérito y ustedes, casi, casi, con el tiempo real. Así que ustedes saben y yo no. Vamos a ver lo que ocurre.

En todo caso, hoy puede ser un gran día para CC, si es capaz de romper ataduras y tiranías y de convertirse en un partido serio y nacionalista de verdad, capaz de cumplir la apetencia básica de un nacionalista de verdad: lograr la independencia de las Islas Canarias. Ni más ni menos.

Me da igual que digan que sin prisas, pero que sea sin pausas. Y sin dilatar más un proceso que es imparable. Y buscándole las fórmulas económicas que sean, incluso -¿por qué no?- las del paraíso fiscal que ya postuló en su día Mario Conde y no le hicieron caso.

Porque, ¿cómo ha vivido mejor Canarias, con los puertos francos o con un régimen diferenciado, pero dentro de Europa? Yo no soy capaz de contestar a esta pregunta, quizá ustedes sí.

En todo caso, hoy el principal partido nacionalista habrá dirimido sus cuitas en un congreso que no habrá sido -presumiblemente- apacible, al menos entre bambalinas. Porque tenían sus dirigentes muchas cosas que tratar y que discutir y supongo que lo habrán hecho, a la hora en que ustedes tienen el periódico en sus manos.

Esta semana habrá tiempo de analizar lo que ha ocurrido, dentro y fuera del quinto congreso nacionalista, acaso el más importante desde hace mucho tiempo. Porque se hablaba de reconquistar la calle, con lo mal que está la calle. ¿Se habrá hablado también de un presidente del Gobierno que no la pisa? ¿Se habrá hablado del hambre de los niños, del despilfarro de los políticos y de la desazón del pueblo? Ojalá, usted.