EL GOBIERNO de Canarias está engañando a los ciudadanos con el muelle del Puerto de la Cruz. Ha sacado a licitación pública un proyecto que Costas desconoce, por lo que de nada vale el concurso convocado porque el puerto no se podrá construir sin el visto bueno del organismo estatal.

Fíjense hasta dónde llega la indecencia que Costas autoriza un proyecto mucho más ambicioso que el que sale a concurso. Nadie sabe el por qué de esta decisión del Ejecutivo de Rivero.

¿Existe algún interés que desconocemos y que aclararía el por qué se pretende construir un puerto más pequeño e inoperativo del que Costas interesa para el Puerto de la Cruz? ¿Por qué el Gobierno de Canarias no ha motivado al organismo estatal la ampliación de los atraques de 500 a 700? ¿Por qué se quieren construir tan pocos aparcamientos (siempre deben habilitarse de 2 a 3 por atraque? ¿Por qué no se le ha contestado a Costas lo de la cesión, sin condiciones, de los terrenos municipales afectados por el muelle y el parque marítimo portuense?

Demasiadas preguntas para un concurso que concederá por 30 años la explotación del puerto y del parque a quien los desee construir. Por otra parte, el cambio en la Ley de Costas, inminente, tendrá que contemplar usos lúdicos para el parque marítimo, para que hagan atractiva la inversión. En estos tiempos no habrá demasiados empresarios capaces de acometer esta obra? ¿Se ha promocionado la misma, por ejemplo, en los países árabes, cuyos representantes se mueven por todo el mundo en busca de inversiones de este tipo? ¿Se asustarían cuando llegaran a Canarias y vieran la montaña de papeles que hay que rellenar para que aprueben la inversión?

El Puerto de la Cruz no ha tenido suerte. Tiene un Plan General de locos. Que se lo pregunten a José Hidalgo, propietario de Globalia, que lleva casi una década intentando construir instalaciones aledañas a su hotel y no hay forma. Así no habrá nadie que venga a dejarse los cuartos en Canarias. Se van, aburridos.

En el colmo de la estupidez, en el Puerto no se puede explotar, por ejemplo, un sótano con salida al exterior, que no tenga conexión directa con una planta del edificio industrial en el que se encuentra. Yo sé del calvario que algunos empresarios están pasando con un Plan General viejo, contradictorio y absurdo. Y ahí está. Todo el mundo lo contempla con mirada bobalicona, pero nadie lo cambia. Y ahora viene lo del muelle deportivo, pesquero y comercial. El Gobierno quiere un muelle para pitufos -y no nos extraña-. Y Costas, un muelle de verdad. ¿Quién va a ganar esta batalla? La perderá el Puerto de la Cruz.