La enorme polvareda que ha levantado la intención de la Consejería de Educación de dejar en manos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) la gestión del distrito universitario única ha llevado a la Administración a replantearse sus planes y a aplazar la materialización de este proyecto -aprobado hace casi veinte años- hasta "que haya un mayor acuerdo".

Así lo anunció ayer el director general de Universidades, Carlos Guitián, quien calificó de "desmesurado y poco calibrado" el tratamiento que se le ha dado a este asunto -a su juicio, "menor"- y la reacción institucional en contra de la forma en que lo ha enfocado la Consejería. "Qué curioso -reflexionó- que el día en que se publica el decreto más agresivo contra las universidades canarias (en referencia a las medidas de ahorro adoptadas por el Gobierno central), el distrito único se convierta en el gran problema de las universidades de las Islas. Guitián entiende que "basta con que una de las partes diga que no puede firmar el convenio para no seguir adelante".

En cuanto a la ULL, tiene muy claro que el problema del distrito único no se reduce a quién gestiona la preinscripción o, menos aún, a qué universidad aporta el sistema informático para ello. De hecho, si el proyecto se implanta tal y como ha propuesto la Consejería de Educación puede suponer que la ULPGC pueda matricular a sus alumnos y la ULL no, advirtió la vicerrectora de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, Rosa María Aguilar.

Estos temores se fundamentan en el hecho de que los procedimientos utilizados por ambos centros para la preinscripción de los alumnos de nuevo ingreso son diferentes, "incluso antagónicos", mientras que el aplicativo informático de la ULPGC solo puede emplearse con los criterios que rigen en dicha institución, según Aguilar.

Así, en la ULL "prima que el estudiante se matricule en la titulación que ha elegido como primera opción". El alumno se matricula una sola vez, cuando sabe con seguridad si cuenta con plaza en la carrera de su preferencia, y hasta entonces se le reserva un puesto en alguna de las que elige como segunda, tercera o cuarta opción.

En cambio, añadió la vicerrectora, en la ULPGC todos los estudiantes se inscriben en cuanto sale la primera lista de admitidos y excluidos. Si luego obtiene plaza en su titulación preferida, recurre a un traslado de matrícula. En resumen, los alumnos pueden matricularse varias veces.

Los planes de la Consejería "van a salir mal, como todo lo que se improvisa", auguró Rosa María Aguilar". A su juicio, lo lógico hubiera sido consensuar qué procedimientos van a utilizarse y, en función de eso, modificar el sistema informático que resulte "más fácil y económico".

Frente al argumento, esgrimido por la Consejería, de que la tecnología de la ULPGC no representa un coste económico, Aguilar sostiene que la de la ULL sería igualmente gratuita.

"A la ULPGC se le ha puesto un sobresaliente y a nosotros un suspenso sin ni siquiera evaluarnos, y eso es triste", comentó la vicerrectora, que insistió en que el aplicativo de la ULL es usado por casi 30 universidades españolas y otras tantas americanas.