¿Y POR QUÉ no involucrar a la sanidad privada en los non natos hospitales del norte y del sur? Nos consta que hay empresas interesadas, entre ellas una de Tenerife, de reconocida solvencia. Una gestión pública/privada garantizaría la puesta en funcionamiento de esos centros. Todo, antes de que se conviertan en cadáveres sin ser inaugurados. Sacar a concurso la gestión de estos hospitales nos parece perfecto. Si la sanidad pública no puede, que se cuente con la privada, que puede, exigiéndole los estándares de calidad que sean precisos.

La fórmula no es nueva, ni mucho menos. Hay incluso constructoras en España que fabrican a su costa los edificios hospitalarios y luego alquilan los inmuebles a la Administración y explotan los servicios: bares, hoteles cercanos, restaurantes, aparcamientos, etcétera. No hay que aferrarse a lo público, visto el fracaso de lo público y lo precario de la tesorería nacional.

No nos parece tolerable que se baje el nivel de la asistencia y de la docencia de la medicina. Pero son perfectamente compatibles los intereses públicos y los privados en el sector de la sanidad. Y mucho más cuando desaparecerían las listas de espera y nos saldría mucho más barata a los ciudadanos la sanidad que merecemos.

¿Que se hacen ricos con ello los empresarios privados? Sí, ojalá, ¿y qué? ¿Es que no arriesgan? ¿Es que no prestan un buen servicio? ¿Es que no velan esos servicios por nuestra salud? En una economía libre, los empresarios tienen la obligación de ganar dinero. A cambio ofrecen bienestar, puestos de trabajo, confort, mejor asistencia hospitalaria en este caso.

Nosotros estamos seguros de que esos hospitales, con tan negro futuro, deberían ser ofrecidos, por concurso y por convenio, a la sanidad privada. Y que se pongan en marcha inmediatamente. Y que se logren compromisos privados para la explotación de servicios, a cambio de que no se demoren más unas instalaciones que corren serios peligros de fenecer antes de empezar a vivir. ¿Saben cuánto cuesta construir un hospital? Pues exactamente lo mismo que los costos de solo un año de funcionamiento. Con estos parámetros, lo mejor es compartir la gestión, llegando a los acuerdos que sean para prestar la mejor sanidad al mayor número de ciudadanos. Sería bueno meditar sobre todo ello.