HAN NOMBRADO comisionado para el Desarrollo del Autogobierno y las Reformas Institucionales al hombre que presidía la mesa de evaluación del concurso de emisoras de FM y que, previsiblemente, se ha cargado la credibilidad política de Paulino Rivero: Fernando Ríos.

Lo han nombrado para un cargo estéril, porque -que sepamos- ni existe reforma institucional a la vista ni Paulino Rivero y su mariachi -no va con segundas- tiene la más mínima intención de que Canarias se autogobierne. O sea, que Fernando Ríos había quedado descolgado y hay que darle un carguito para que se entretenga. Ahora le ofrecerán otro a Milagros Luis Brito, y así sucesivamente hasta que la jarca quede ocupada, que es de lo que se trata. Porque eso de valerse por sí mismos en la esfera privada está vedado a los que andan calentitos mientras los demás trabajan, si pueden; y cobran, si les pagan.

Desde que Paulino Rivero se abrazó al muerto del PSOE para no soltar el poder, se acabó. La política de CC gira en torno a los cargos, como una danza maldita. Solo saben estar en el machito, cobrar a fin de mes y tener los garbanzos garantizados gracias al dinero público. Paulino intenta ahora, sabiendo que los socialistas ya no tienen poder, ir restándoles espacio. La primera víctima ha sido Hernández Spínola, que ya no manda casi nada porque tiene a Ríos comiéndole el terreno. El de El Sauzal no es listo, pero tiene la cuquería del mago, esa chispa de inteligencia efímera que se apaga con los propios acontecimientos. Porque lo de Ríos puede ser un golpe de efecto contra el PSOE, pero también es un insulto a la inteligencia.

De cualquier forma, si solo era para echarle de comer, Ríos tiene un puestito de funcionario en el Consejo Consultivo, ese cajón de sastre en el que entró cuando papá era presidente del Parlamento, si la memoria no nos falla, que creemos que no. Es que aquí se sabe todo. Todo.

Paulino Rivero sigue dando palos de ciego. Miren: si alguien se queja de que lo citamos demasiado en este periódico -que, la verdad, no hemos visto quejarse a nadie- les aseguramos que somos benevolentes. Es tal cantidad de miseria la que generan su gestión, sus pactos de interés propio y su forma de actuar que estamos asustados. Asustados es poco.

Ahora, otro cargo para la buchaca. Un carguito para el Niño Ríos, al que hay que mantener ocupado, pase lo que pase. Y no un empleo cualquiera, porque esa entelequia de "comisionado" le da derecho a asistir a los consejos de gobierno y a convertirse en un personajillo. Y, en realidad, no es otra cosa que un premio al inútil.