Planteamos al Gobierno nacional/socialista de Canarias una iniciativa que podría hacer fortuna: una oficina de certeza. Es decir, un departamento, dirigido por un competente funcionario, que informara a los inversores que llegaran a Canarias, y a los de aquí, de las posibilidades que ofrecen los mercados, los trámites a seguir y que les facilitara todo el papeleo necesario para que su inversión se hiciera realidad. Y que los informes de esa oficina tuvieran presunción de certeza. Es decir, que fueran a misa.

Y que todo esto estuviera bendecido y avalado por el Gobierno de Canarias. Y que no detuvieran al inversor -como ya ocurrió con Santana Cazorla, en los tiempos de los inefables López Aguilar y del comisario Narciso Ortega- cuando el señor o la señora llame a la oficina citada para interesarse de cómo van sus trámites; y que hubiera un plazo de respuesta; por ejemplo, quince días.

Leímos en la columna de Peytaví lo que cuesta montar una empresa en España: entre varios trámites, unos 45 días. Lo sabemos por infinidad de testimonios. No les decimos nada de lo que piden ahora para abrir una cuenta bancaria de una empresa recién constituida. Le dan ganas a uno de echarse a correr. Creemos que Peytaví hablaba de que es más rápido y más fácil montar una mercantil en la República del Congo que en España. Encima de pobres, imbéciles.

Esta oficina de certeza, la llamaran como la llamaran, tendría como misión facilitar gratuitamente las gestiones a todos los inversores que estén o lleguen a Canarias. Que no tendrían que ver la chaqueta del funcionario en la silla mientras el gandul está comprando en El Corte Inglés o tomando café. Que el funcionario esté currando toda la jornada laboral y atendiendo a los que demandan sus servicios.

Ofrecemos la idea al Gobierno autónomo, ahora que Paulino Rivero se ha reunido en Madrid con un grupo de empresarios, en un desayuno, para que inviertan en Canarias. Pero no van a invertir si de entrada se les dice "no" a todo, tipo Santiago Pérez. Querrán garantías y querrán facilidades.

¿Saben cómo se monta una sociedad en Florida? Bien, va usted a un abogado especializado. Allí mismo, en el bufete, hay una señorita que le pide el nombre. Usted se lo da y, si está libre, se lo adjudica al instante. El abogado le redacta la escritura de la sociedad (que ya está configurada, sólo se rellena la actividad, el domicilio, etcétera) y le pregunta si es urgente. Si lo es, tiene un pequeño recargo; al día siguiente envían desde Tallahassee (capital del Estado de Florida) los papeles diligenciados por la Administración y el sello en seco de la sociedad. Se lo entregan todo en una cajita. Si no es urgente, 72 horas y precio normal. Eso es progreso, lo nuestro es una mierda.