Al igual que en países con gran número de extranjeros, Canarias debería tener un servicio de mediadores lingüísticos, es decir, intérpretes que prestan su labor en comisarías, tribunales, hospitales o escuelas, lo que además supondría un salto cualitativo en la oferta turística de las islas.

Así lo indican en una entrevista Carmen Toledano, profesora titular del Departamento de Filología Inglesa y Alemana de la Universidad de La Laguna y directora del curso de experto universitario en traducción e interpretación para los servicios comunitarios, y Marlene Fernández, coordinadora académica de este título de posgrado.

Carmen Toledano subraya que el problema fundamental es que siempre que se piensa en medidas de ayuda para la población extranjera se olvida la parte lingüística, que impide que estas personas se comuniquen y accedan a los servicios públicos, y se desperdician muchos de ellos por este motivo.

Marlene Fernández apunta que cuando empezaron a llegar inmigrantes a Canarias la situación era "inesperada" y las islas se vieron "completamente desbordadas", por lo que no había infraestructuras para atenderles.

Pero superada esa etapa inicial debe invertirse en la mediación lingüística porque es algo beneficioso "para el que llega, pero también para la administración porque se está malgastando mucho dinero".

"Aquí el agravante es que afecta a los derechos de las personas porque si la traducción de un congreso sale mal, sin duda tendrá una repercusión económica y de prestigio, pero en este caso puede tratarse de errores al traducir sentencias judiciales, diagnósticos médicos o la escolarización de un niño", precisa.

De hecho, Marlene Fernández recuerda que se han impugnado juicios porque el acusado declara que el intérprete no era profesional o ha eliminado información.

Carmen Toledano indica que con frecuencia se cometen errores en la traducción "con toda la buena voluntad" porque suceden en situaciones de estrés, cuando las personas se encuentran vulnerables y se soluciona "sobre la marcha: con alguien próximo que sabe algún idioma" y sin pensar que se requiere hacerlo de una determinada manera.

Si de pronto hay un incidente con un oriental "se va a un restaurante chino" a buscar a alguien no por mala voluntad, sino por desconocimiento de que una interpretación requiere un estándar de calidad, puntualiza.

Pero ello puede llevar, apunta Marlene Fernández, a que en el ámbito sanitario haya un diagnóstico equivocado, errores en cómo tomar una medicación o simplemente que, por pudor, un intérprete no profesional no transmita toda la información de forma fidedigna en una consulta ginecológica.

También los padres de niños extranjeros que no hablan español necesitan un mediador para matricularlos, realizar los trámites habituales en el colegio o simplemente acudir a una reunión con los profesores.

Para Carmen Toledano, si los servicios públicos de las islas dispusieran de mediadores lingüísticos habría un salto cualitativo en cuanto a la calidad de la oferta turística, pues los visitantes tendrían la tranquilidad de que si en vacaciones "un niño se rompe un brazo, en el hospital habrá un intérprete que le presta servicio y le acompaña".

"Esto crea la sensación de que estás en una comunidad con una buena oferta de servicios y no sólo con un maravilloso hotel, un clima estupendo y un restaurante fabuloso", pues ante un incidente si hay un intérprete "te sientes arropado, y esto diferencia un turismo de calidad", añade.

Las responsables de este curso de experto de la ULL aconsejan "mirar a los países" con mucha experiencia en la recepción de población extranjera, como Australia, Canadá, Reino Unido, Estados Unidos y Suecia, y crear sistemas de acreditación para garantizar la formación de los mediadores lingüísticos.

De esta manera se acredita que los mediadores están preparados para ejercer este servicio no sólo desde el punto de vista lingüístico, sino con unas pautas de comportamiento ético y actuación objetiva y neutral.

Además no sería necesaria una gran inversión: los mediadores son trabajadores autónomos incluidos en una lista a la que recurrir cuando se precisasen sus servicios, y cobrarían específicamente por la labor desempeñada.

Carmen Toledano explica que la sexta edición del curso de experto universitario en traducción e interpretación para los servicios comunitarios comienza en octubre y se ofrecen las enseñanzas de forma "on line", presencial y con 60 horas de prácticas en inglés, francés, alemán y árabe, siempre que haya al menos seis alumnos matriculados en uno de estos idiomas.

En la enseñanza se ofrece una formación lingüística específica en lenguaje sociosanitario o jurídico-administrativo e incluye seminarios y charlas sobre derecho procesal, del trabajo funcionamiento del Servicio Canario de la Salud, violencia de género y cultura de los principales países emisores de inmigrantes a Canarias.