Todas las farmacias cuentan con unidosis de paracetamol desde hace meses, pero allí están, no se venden. Nadie los receta y nadie los pide. Con estas palabras, el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Guillermo Schwartz, confirmaba ayer el fracaso de la implantación de las monodisis de estos dos medicamentos en las Islas, pese a ser una de las medidas estrella del Ministerio de Sanidad para luchar contra el despilfarro y limitar el gasto farmacéutico.

"La gente no sabe que tiene estas presentaciones a su disposición y los médicos tampoco recetan las monodosis porque se trata de fármacos de uso generalizado que se pueden utilizar para numerosas causas sin prácticamente ningún peligro para quien las ingiera sin receta", señaló ayer Schwartz.

De esta manera se cumplen los vaticinios del propio Guillermo Schwartz, que declaró -cuando se dio a conocer la medida de ahorro- que sería un fracaso "porque nadie va a pagar por seis pastillas más que por 40".

Aunque todavía los datos oficiales no se han dado a conocer, el dirigente del Colegio de Farmacéuticos reconoce que "no se venden, con receta ni sin ella, y es lógico".

Y es que el comprimido de paracetamol tiene un precio que oscila entre los 11 y los 14 céntimos, mientras que 20 comprimidos, es decir, una caja con su envase, su blíster y prospecto cuesta una media de 63 céntimos.

"Las monodosis vienen preparadas de tal manera que se puede vender una, dos y así hasta un máximo de seis comprimidos, ¿pero quién va a pagar 90 céntimos por seis pastillas si por menos tiene una caja de 20?, insiste el experto en farmacia, descartando así la posibilidad de que las ventas vayan a mejorar en próximas fechas.

"Es una medida que podría servir para otro tipo de fármacos, pero es inútil para el paracetamol y el ibuprofeno, puesto que su consumo es muy generalizado y se utilizan para un dolor de muelas o de cabeza. Si no se gastan hoy se utilizarán en breve, así que no tiene lógica comprar solo un comprimido o dos", insiste.

Schwartz desconoce si en el resto del país los resultados son tan nefastos como en Canarias o si por el contrario funciona.

Lo que sí valora es la aprobación, este mismo jueves, por parte del Ministerio de Sanidad y de las comunidades autónomas, de la obligación de los facultativos de recetar el principio activo y la marca de un medicamento.

"Es algo que debe aumentar y es algo que no tiene duda alguna, lo que sucede es que no puede ser una medida inamovible, sino que debe contemplar casos concretos para garantizar la eficiencia. Por ejemplo, hay principios activos que exigen tres ingestas al día, mientras que con una determinada marca se reduce solo a una. En el caso de una persona dependiente, es mejor esta segunda opción para controlar que toma su medicamento a diario y si el médico lo valora así debe tener la posibilidad de recetar lo que más considere oportuno para cada paciente".

Además, aclara la diferencia entre principio activo y genérico. "el principio activo es cuando el medicamento ya no tiene patente y puede fabricarse como genérico. Realmente todo el vademécum se podría convertir en genérico, pero hay que ver si existen licencias en vigor que se dan a la marca cuando comercializa el producto o si, por el contrario, ya han transcurrido más de diez años y puede fabricarse como un medicamento genérico".

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