Los líquenes son el ser vivo terrestre mejor adaptado al planeta, pues viven tanto en la Antártida como en los desiertos más áridos, y en Canarias hay más de mil especies -unas veinte endémicas- que han sido utilizadas para su exportación como tintes y para investigar su uso medicinal.

Así lo indica en una entrevista el director del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, Lázaro Sánchez-Pinto, quien tiene previsto hablar sobre hongos y líquenes en la charla de clausura del curso "Los detectives de la naturaleza... ¿quién es quién?", prevista para el 12 de mayo.

Los líquenes son "la máxima" expresión de la evolución a la que han llegado los hongos, es decir, han creado otra forma de vida que no está continuamente parasitando a otra especie sino que llegan "a un acuerdo" con otro ser vivo, en este caso las algas, para alcanzar una simbiosis que beneficia a ambos, explica Sánchez-Pinto.

De hecho, los líquenes son hongos que en vez de "buscar" un árbol o una planta grande para vivir "atrapan" a un alga unicelular, que a su vez necesita un medio acuoso para moverse.

El hongo rodea al alga y le permite estar en un medio apropiado para ella y a cambio le "roba" parte del alimento del que ella se nutre, precisa Sánchez-Pinto, quien indica que lo curioso de esta simbiosis es que se crea un ser absolutamente distinto que nada tiene que ver con el alga ni con el hongo, una especie única hecha de dos reinos distintos, el vegetal y el fúngico.

El director del Museo de Ciencias Naturales detalla además que los líquenes producen una sustancia única en el mundo, los ácidos liquénicos, de los algunos se utilizan como antibiótico y otros, como la orchilla canaria, para teñir, por lo que las islas durante mucho tiempo exportaron este liquen para obtener el color púrpura.

Entre los líquenes endémicos de Canarias se encuentra "Lethariella canariensis", de color anaranjado similar al cabello y que crece en las zonas altas húmedas, colgando de los pinos o, incluso, directamente sobre lavas recientes.

También en zonas volcánicas se encuentra el liquen de la lava (Stereocaulun vesuvianum), uno de los primeros seres vivos que colonizan las lavas recientes "y miran hacia los alisios, hacia donde les llega la humedad".

Un error común es creer que los líquenes, es decir, los hongos, son plantas, cuando constituyen un grupo enorme que abarca desde el moho del pan y de la fruta hasta las setas y que forman parte del reino fúngico.

Las setas son el cuerpo fructífero del hongo, esto es, como si fuera su aparato reproductor y su masa principal está debajo de la tierra, detalla Sánchez-Pinto.

En vez de células como los animales y las plantas, los hongos tienen una pared celular pero carecen de cloroplastos, es decir, no pueden elaborar su propio alimento y autoabastecerse como las plantas, por lo tienen que ser parásitos o vivir en simbiosis.