Se asombra Pepiño Blanco de que Aznar haya dicho que Gadafi es un amigo de Occidente, aunque sea un amigo especial. ¿Se asombra Pepiño Blanco cuando hemos visto imágenes de Gadafi y Zapatero de la manita? Todos son iguales y a quienes quieren sorprender es al electorado.

Da la junta electoral, o como se llame, la razón a Alarcó, que ha protestado porque la presentación de la candidatura de Melchior se haya hecho en lugar público y en tiempo prohibido. Pero Melchior ha dado dos veces porque las imágenes han salido ya y la noticia también, así que la decisión de la junta electoral, o como se llame, es leche de machanga, no tiene efectos prácticos, ni siquiera sancionadores. Antonio Alar-có gana moralmente, pero nada más. Donde hay que ganar es en las urnas. Y si nosotros hacemos los cálculos tradicionales, quien gana en Santa Cruz y en La Laguna gana en el Cabildo. Otra cosa es el día después.

Gadafi lanza bombas españolas, bombas de racimo, dicen los americanos, pero compradas a la fábrica hispana antes de la prohibición de venderlas. Ya nos extrañaba a nosotros que la vieja España no estuviera en esta guerra, pero en el otro bando. Ya tenemos aviones españoles matando a Gadafi y bombas españolas matando en nombre de Gadafi. Qué trágicas paradojas, ¿no creen ustedes?

Volvemos aquí, a las islas, para hablar de las sacudidas que los socialistas del partido les están pegando a los socialistas escindidos. No hay día en que no les dediquen epítetos muy duros. Nos referimos sobre todo a Tenerife. Hay mucho cabreo contra los escindidos, que andan como almas en pena, con alianzas endiabladas para meter a su gente en el Parlamento. Tener a Pérez (Santiago) en el Parlamento otra vez será tener otros cuatro años de "no" a todo. Cuando este muchacho madure se dará cuenta del daño que le ha hecho a las islas con su actitud negativa siempre. Lo malo es que no madura el puñetero.

Ya sabemos que este es un popurrí, pero popurrí es la política que se hace en España y en Canarias. Pasan los días y la campaña se ve poco; están todos bastante aburridos, buscando sorpresas para los tramos finales. Eso sí, hay mucho indeciso, sin el voto decidido. Y ahí está la cuestión, atraerse a los que no saben a quién votar porque no entienden nada de nada. Vamos a tener paciencia. Pero sólo con la paciencia no se ganan las elecciones, sino con muchas cosas más. Veremos.