AHORA que empieza Fitur conviene analizar, siquiera brevemente, el sector en Canarias. El sector que nos da de comer. El sector que nunca nos ha fallado, ni siquiera en plena crisis económica. Y es que Canarias tiene todos los atractivos para ser el mejor país receptor de Europa, pero a la actividad turística, en sus distintas vertientes hoteleras y extrahoteleras, se la carga poco a poco la burocracia brutal que soporta la industria en las Islas.

Los empresarios se desesperan con los ayuntamientos, a la hora de obtener sus licencias. Y también, aunque menos, con los cabildos. Nadie se explica la doble, y a veces la triple -si contamos a la Consejería de Turismo del Gobierno Autónomo- dependencia. Si no se simplifican los tramites, esto se va al garete. Ya lo dijo recientemente Juan José Hidalgo, presidente de Globalia.

El otro día se publicaba, en un artículo de este periódico, la desesperación de los empresarios de bares y restaurantes del Sur de Tenerife por la lentitud en la concesión de licencias y por el calvario que tienen que pasar en los dos ayuntamientos turísticos, en Arona y en Adeje. Ahora el alcalde de esta última población, con buen criterio, pretende consensuar con asociaciones de vecinos, Ashotel, patronales de bares y restaurantes y otros estamentos interesados la ubicación de la nueva zona de ocio en su municipio. Nos parece perfecto, si luego la respuesta burocrática es rápida. Porque los empresarios no pueden seguir soportando esta inseguridad. Cada vez que existe una iniciativa, la burocracia la paraliza. No hay derecho.

Los mejores lugares turísticos del mundo lo son porque en ellos invierten los empresarios con más imaginación y con más posibilidades de lograr resultados atractivos. Y todo ello viene dado por las facilidades administrativas. No se puede permitir que los funcionarios paralicen la riqueza y el prestigio de las Islas como estación turística. Ni que alcaldes pusilánimes digan no antes que sí, o bien por culpa de normas viejas e inservibles, o bien por miedo a los tribunales, o bien por legislación confusa. Si una legislación es confusa hay que abolirla y redactar otra que haga viables los buenos proyectos, las iniciativas de calidad. Y tampoco se puede vivir toda la vida con el miedo en el cuerpo si uno tiene la conciencia tranquila.

En Fitur sabremos lo que nos espera este año, que probablemente será bueno. La patronal hotelera ha hecho un análisis interesante de la situación, que publicó el domingo este periódico. Sigamos esa senda de prestigio, de conquista del turismo de calidad, de la potenciación del comercio y del ocio. Y de la renovación constante de la planta hotelera. Y, naturalmente, de las promociones adecuadas. Todo está escrito.