Una bonita iniciativa de la entidad tinerfeña Cajasiete premia a los niños que obtengan sobresalientes en sus estudios y también a los jóvenes universitarios que consigan esas notas en los distintos cursos de sus carreras.

Para los primeros, 25 euros por sobresaliente y para los segundos, cuarenta. Más que una retribución importante, la medida es un estímulo. Después de leer el demoledor informe PISA y los datos referidos a la educación en Canarias, cualquier iniciativa como ésta honra a una entidad de crédito netamente tinerfeña, como es Cajasiete, la nueva denominación comercial de la antigua Caja Rural de Tenerife.

Tanto Fernando Berge, director general de la entidad, como José Manuel Garrido, responsable comercial de Cajasiete, han apoyado y se han esforzado por mantener estos incentivos que significan un esfuerzo económico para esta caja, pero que para los estudiantes son todo un estímulo.

Cajasiete, tan ligada a nuestro campo, ha extendido su actividad a otros ámbitos de la sociedad canaria, con éxito. Su expansión ha sido interesante, su solvencia acreditada y sus ganas de trabajar por esta tierra y por sus gentes ha sido una constante; y más en estos tiempos de crisis. Es una labor callada pero tremendamente eficaz.

El pasado año, centenares de estudiantes se han beneficiado de estos aportes dinerarios. También se consigue con ellos que los jóvenes comiencen a operar sus cuentas en la entidad y que disfruten de todos sus servicios. Al fin y al cabo es una iniciativa publicitaria conectada con la cultura y con la educación. Una iniciativa muy feliz.

No es un buen momento para la cultura y mucho menos para la educación. Las nuevas generaciones, con sus absentismos, sus ni-nis y sus neuras no constituyen un ejemplo histórico de dedicación al saber. Cualquier iniciativa que sirva para estimular a los chicos que estudien, que se esfuercen por obtener buenas notas, cualquier apoyo a su esfuerzo, es bienvenido. De ahí la importancia de este programa, que Cajasiete se ha esforzado en mantener, aunque, por mor de los malos tiempos, bajando su cuantía con relación al año anterior (50 euros el año pasado por sobresaliente obtenido).

Apoyamos medidas como ésta, que merecen el agradecimiento de las familias y de la sociedad en general. Quienes han sido capaces de ponerlas en práctica son acreedores del aplauso de los ciudadanos. Está claro que para una entidad bancaria significan un sacrificio, pero estará muy bien empleado ese dinero si se premia con él todo el esfuerzo de una juventud en la que tenemos que seguir creyendo.