HA IDO Rubalcaba a Afganistán, en funciones de presidente, para pedir al gobernador del territorio donde está instalada la base española que "apriete" en la detención de los asesinos de los guardias civiles. Rubalcaba debe de ser un iluso porque en Afganistán no se sabe dónde empiezan los buenos y donde terminan los malos. Hasta el propio Ahmed Karzai, presidente del país, es un reconocido corrupto. O sea, un caos.

Rubalcaba ha ido a Afganistán, en funciones de presidente del Gobierno, aunque no lo sea y probablemente nunca lo será. Lo último que publican los periódicos sobre este Fouché de la nueva ola ha sido que mandó al CNI a intervenir los teléfonos de los controladores aéreos y a localizarlos en sus reuniones formales e informales. Sabe Dios las maniobras de espionaje de este hombre que no se detiene ante nada y que ejercita una demagogia barata y ramplona que no puede tener, bajo ningún concepto, un recorrido largo.

Rubalcaba maneja a los espías y a la policía con un peligroso concepto de la información total. A veces la policía española se parece más a la de un país totalitario que a la de un Estado democrático. Y se le tolera al ministro del Interior y vicepresidente primero del Gobierno.

El PP ha denunciado este viaje extemporáneo del ministro a Afganistán. ¿Saben cuánto vale mover el Falcon de la Fuerza Aérea para un recorrido de este tipo? Si el otro día hablábamos del dispendio de la compra de un chalecito para los príncipes de Asturias en Baqueira-Beret, hoy vamos a hacerlo de la utilización frecuente, absurda y carísima de los aviones de la Fuerza Aérea, para realizar viajes igualmente absurdos, tan llenos de propaganda para el régimen de Zapatero, o para lo que queda de él. Se pide austeridad a los habitantes de España y de Canarias, pero el Estado no logra las contrapartidas. Una vergüenza.

Al gobernador del territorio afgano donde se encuentra la base española se le puede pedir firmeza en la búsqueda de los asesinos de los guardias civiles desde la propia España, o por la vía diplomática. Eso, si alguien cree que ese gobernador va a mover un dedo a favor de la investigación. Nosotros no lo creemos y ojalá nos equivoquemos. Porque también deseamos que se encuentre a esos asesinos, que se les juzgue y que se les condene.

Rubalcaba, en plan presidente; y el otro, Zapatero, hundido, en medio de su depresión, en un sillón de La Moncloa. Que ni chiquito panorama.