Con más de veinte años en la profesión, el especialista en contencioso-administrativo Víctor Medina Fernández-Aceituno repite candidatura al decanato del Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife con una clara intención de terminar lo que empezó hace cinco años, pues, en su opinión, "estamos a mitad de camino. Hemos realizado muchos proyectos, pero todavía queda mucho por hacer", afirma el actual decano.

¿Cuáles son los objetivos principales de su campaña?

Como objetivo irrenunciable está dotarnos de una sede en el Norte, que esperamos que se realice en un corto plazo. También queremos que las juntas generales constituyan la expresión de la voluntad del Colegio, y a pesar de que se ha multiplicado la participación de los compañeros, intentaremos que ésta crezca más. La comunicación también es importante, pues potenciaremos iniciativas como la notificación vía sms, que ha sido un éxito y hemos sido pioneros en España. Por otro lado, dar un nuevo aire a la agrupación de abogados jóvenes es otra de nuestras propuestas.

Se habla de un "maltrato" al abogado en las dependencias judiciales. ¿Qué hará al respecto si sale reelegido?

Otro de nuestros retos es continuar esa lucha para impedir las faltas de respeto y educación hacia los abogados por parte de otros miembros de la administración de justicia. Hay que reconocer que la gran mayoría de jueces y magistrados o de otros intervinientes en el procedimiento judicial nos tratan de una forma irreprochable y con la educación y respeto que todo el mundo se merece. Pero es cierto que, como en todas las profesiones, hay sus excepciones, y es en ese punto concreto donde somos absolutamente intransigentes. Lo que no se puede tolerar es que un señor porque esté vestido de esa autoridad que le otorga la judicatura nos falte al respeto.

¿Cuál es su mayor reto si repite en el cargo?

El más difícil, y que yo comprendo que no depende de nosotros aunque podamos poner nuestra piedrita, es los abogados disponemos de Seguridad Social. Los letrados tenemos que contratar un seguro privado o pagar un sistema aparte que nos garantice una asistencia sanitaria; somos, junto con los procuradores, el único colectivo profesional que no dispone de Seguridad Social. Ya la tienen los compañeros de Galicia y de Cataluña y nosotros lucharemos para conseguirla. Se trata de un tema de gran calado que creemos que tiene ser un objetivo absolutamente inaplazable y constante. No es de recibo que seamos los únicos ciudadanos de segunda de España en este tema.

Ha hablado de una ruptura con el pasado del Colegio durante su mandato. ¿En qué ha consistido ese cambio?

Sólo puedo hablar bien de mi predecesora y de los anteriores decanos. Lo que ocurre que hay cosas, como todo, que tienen su tiempo y que deben cambiar. Nosotros estamos muy contentos, por ejemplo, en el tema formativo, donde tenemos un 500 por cien más de acciones formativas y queremos aumentarlas. Los avances que hemos promovido respecto a las nuevas tecnologías también son destacables. Pero más importante es que las cuotas colegiales no sólo no han subido en este periodo sino que en algunos casos se han bajado un 50 por ciento, y en todos más de un 10 por ciento.

El turno de oficio está generando mucha polémica en estos días con los retrasos de los pagos...

Lo primero que hay que acentuar es que hemos sido los pioneros en el adelanto del pago del turno de oficio, una acción imitada por muchos colegios españoles. Sobre el borrador del proyecto que establecía unas rebajas absolutamente inaceptables de los varemos del turno de oficio, sólo tengo que decir que la decisiva intervención de nuestro colegio junto con el resto de colegios de Canarias consiguió que ese proyecto fuera retirado. Se retiró este borrador y salió otro proyecto que mejoraba el anterior, pero que empeora las condiciones del turno. Ante este hecho, somos el único colegio de Canarias que ha recurrido este acuerdo, y, además, hemos pedido la suspensión.

Se ha criticado duramente su falta de cercanía y la figura del gerente

Siempre que cualquier compañero nos necesita para algo, no sólo nos encuentra, sino que nos tiene. El presidencialismo no me gusta, soy más partidario de trabajar en equipo, y el nuestro es extraordinario. Respecto a la figura del gerente, fue de las cinco o seis primeras decisiones que tomamos. Una entidad como es el Colegio de Abogados, con su prestigio y antigüedad, que tiene unos veinte empleados y un presupuesto importante, debe tener un gerente que lo coordine, lo contrario, yo, personalmente, creo que es un error gravísimo. No entendemos una gestión del Colegio sin la profesionalidad que supone un gerente.

¿Cuál cree que ha sido su acción más destacada durante este periodo?

La formación y el papel más preponderante del Colegio. Cuando llegamos se intentó trasladar el Palacio de Justicia al extrarradio de Santa Cruz, y en ese momento la intervención del Colegio de Abogados fue determinante para que no ocurriera. Con la cantidad de despachos que están en el centro, este cambio hubiera supuesto para los abogados y las futuras generaciones un trastorno enorme. El aspecto formativo es uno de los elemento que estamos más satisfechos.

¿Cuál es la situación actual de los abogados con la crisis?

Muy mala. Se tienen la creencia generalizada de que las crisis nos benefician porque se incrementa el número de litigios, y eso no es cierto. En la situación en la que estamos ahora no circula el dinero, y al no hacerlo ni se firman escrituras ni se ponen pleitos. Si alguien no tiene bienes no te metes un pleito por impago, porque tener un cuadrito colgado con una sentencia que impone un pago irrealizable sólo aporta satisfacción moral, pero con eso no vives. La crisis nos afecta de forma importante, hasta el punto de que son muchos los compañeros que han cerrado su despacho y han ido a sus casa a intentar trabajar ahí.