NO PUEDE decirse de las últimas decisiones de Coalición Canaria que hayan sido un prodigio de aciertos. El desmoronamiento de la opción nacionalista puede llegar a producirse, porque su implantación en islas que no sean las llamadas occidentales es casi nula.

De ahí el esfuerzo que Paulino Rivero está haciendo por favorecer políticamente a las formaciones nacionalistas "orientales", empezando por Las Palmas. Ha causado sorpresa en CC de Tenerife esta "canarionización" de la política nacionalista. Rivero controla el partido, lo controla absolutamente, pero sabe que CC no existe en aquellas islas y pretende compensarlas con cargos y carguitos. Sorprende, sin embargo, que en la remodelación del Gobierno no tenga cabida un aliado como el PNC, partido al que quieren relegar a cargos menores, aunque ahora -según lo pactado en su día-, y en el actual caso de gobierno en solitario, le correspondan varias viceconsejerías. ¿Se las concederán?

Estamos pendientes de la pedrea de cargos, tras la estampida del PP. Le va a ser muy difícil a Rivero gobernar. Él cree que cuenta con Zapatero, pero es que Zapatero empieza a oler a muerto. Su entierro político no lo firmará el PP, sino su propio partido. Paulino no puede contar con Zapatero para gobernar Canarias, porque Zapatero ya no manda. En cualquier momento se espera un golpe de mano socialista para enturbiar la campaña electoral de CC; y más estando el policía Rubalcaba en el machito. CC va a pagar cara su alianza. Es más que notorio.

No obstante, sus dirigentes siguen hablando de "acuerdo histórico" con el Gobierno de Madrid, aunque sin enseñar el papel que Alonso y Oramas firmaron en una salita del Congreso, bajo la mirada cándida -cada vez más cándida- de Claudina Morales, presidenta -al menos nominal- de Coalición. Porque todo el mundo sabe que quien manda es Paulino Rivero.

Nos esperan meses de gran incertidumbre, tras el rompimiento del pacto. Meses en los que cada uno irá por su lado, pero sólo un partido tiene la responsabilidad de gobernar. Mal asunto si no existe consenso porque Canarias se nos puede morir de hambre. Las estadísticas, y sobre todo los pronósticos, son tan aterradores que estamos realmente asustados por lo que pueda ocurrir. No ha sido un buen momento para alegrías políticas, aunque nadie duda del gesto de dignidad del PP, tras la estrafalaria actitud de Coalición Canaria de aprobar los presupuestos socialistas, que nos van a arruinar todavía más.