Ciertas cadenas de televisión en España se han convertido, lisa y llanamente, en medios basura. El último episodio es el protagonizado por un tal Parada, que presentaba en La 1 un buen programa llamado "Cine de barrio", y al que ahora se le ha ido la olla en Telecinco, tras su paso por una isla en la que los concursantes hacen una serie de gilipolladas, al insultar y recordar su pasado a un tal Jesús Vázquez, presentador del programa.

La fauna nacional instalada en las cadenas, singularmente en Telecinco y Antena 3, que rivalizan en la baja calidad de la basura que generan, nos parece digna de un estudio serio. Junto a profesionales solventes que crean programas no menos solventes, pululan por las cadenas una serie de miserables sin formación alguna que practican una comunicación abominable y que deseducan a las jóvenes generaciones hasta la exageración. Este país puede convertirse en una nación sin alma, en un pueblo de papanatas, si sigue escuchando a estos memos irredentos sin nada en la cabeza, pero con una gran capacidad para extender sus defectos, gracias a la potencia de los medios en los que actúan.

La fauna abominable va desde tertulianos partidistas a amas de casa venidas a más, sin cultura, sin criterio, gritonas y mentirosas, que componen una horrorosa sinfonía de anticultura, una ola infecta de opiniones tergiversadas, alocadas y esperpénticas. Todos cobran por sus bufonadas cantidades millonarias mientras el país se muere literalmente de hambre, como ha denunciado este periódico en sus editoriales y comentarios, por activa y por pasiva.

Mientras se atienden querellas locas contra periodistas sensatos y cabales en los juzgados de España, y se les molesta, a esta jauría no le admiten casi nunca sus demandas cruzadas ni sus querellas esperpénticas, que jalean sin pudor, a gritos, ante las cámaras de sus cadenas.

Y lo peor es la audiencia que consiguen en un país que está sufriendo y que se pasa la vida refugiado en el patio de vecinos de estas cadenas. Qué tristeza que un programa cultural, un debate político o una buena serie no consigan los índices de audiencia de estos elementos, auténticos bufones sin mérito alguno que no sea el de insultar al que tienen al lado, haberse acostado con un torero o haber sido culichichis de una famosa y largar sus miserias por la boca.

Esta es la televisión que, mayoritariamente, se hace en España. Lo demás vende mucho menos. Qué vergüenza de país. Qué tristeza de país.