Presidente contra vicepresidente. Son rivales en lo político que están obligados, presumiblemente, a verse todos los días. Los dos tienen al enemigo en casa. Los dos ansían el cargo que ostenta ahora Paulino Rivero, y ninguno se conformará con el que tiene en la actualidad José Manuel Soria.

No es la primera vez que en la joven democracia canaria la lucha por la jefatura de la máxima institución política del Archipiélago se urdirá desde la propia Presidencia, pero sí es la primera ocasión en la que los dos aspirantes con más oportunidades de alcanzarla -pactos mediante- lo hacen desde trincheras presidenciales enemigas.

"Cuando se trabaja, es como la fruta, que madura y cae sola". De tan austera manera Paulino Rivero adelantó en julio del año pasado su deseo, hasta entonces más bien oculto, de repetir el cargo y romper, para siempre, el acuerdo no escrito entre los nacionalistas de alternar la Presidencia entre las dos provincias canarias. De hecho, Rivero fue un pionero en este sentido porque tras la presidencia de su colega de partido, Adán Martín, hubo muchas voces dentro de Coalición Canaria (CC) que quisieron hacer valer este acuerdo.

Pero Paulino Rivero no estaba por la labor y consiguió ser la excepción. Ahora su reto es convertir la excepción en regla.

Por el contrario, nadie en el PP parece haber dudado nunca que José Manuel Soria aspira a ser presidente en los próximos comicios autonómicos.

El también líder de los populares canarios se presentó a las elecciones, sin mucha suerte, tanto en 2003 como en 2007. De hecho, en esta última ocasión fue el candidato con menos apoyos, por detrás del propio Rivero y del socialista Juan Fernando López Aguilar.

A pesar de que los socialistas ganaron en votos, como ha recordado hasta la extenuación López Aguilar -viniera a cuento o no-, nacionalistas y populares juntaron sus escaños (19 de CC y otros 15 del PP) para superar los 26 alcanzados por el Partido Socialista Canario (PSC).

Según los socialistas, el pacto de gobierno entre CC y PP "estaba cocinado" antes de las propias elecciones, una posibilidad que la oposición no descarta que se repita en los próximos comicios.

Pero en esta oportunidad los sondeos internos de las tres fuerzas parlamentarias parecen apuntar a una mejora de las perspectivas de los populares.

Es previsible que la crisis económica y política nacional pase factura a los socialistas -que perderían terreno en favor del Partido Popular-, al igual que a Coalición Canaria, a la que su apoyo a las políticas de Zapatero podría confinar a un discreto tercer puesto, algo nunca vivido hasta ahora en las filas nacionalistas.

Además, esta situación invertiría la relación de poder actual entre socios, lo que puede explicar la tensión, en aumento, entre CC y PP durante los últimos meses.

Quizás por esto Soria, que es consciente de la situación y que jamás ha ocultado sus aspiraciones a la Presidencia, ha intentado tranquilizar a sus socios al restar importancia a la tendencia alcista del PP. "No es para tanto", dice.