Miembros de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Canarias han recopilado datos de 35 casos de trombas marinas acaecidas en el periodo 2002-2008, cifra que no es elevada pero sí mayor de lo que se esperaba, dijeron en una entrevista a Efe miembros del equipo investigador, Miguel Hernández y Cristina Cardós.

Este fenómeno meteorológico, que también recibe nombres como manga marina o tuba, es una columna de aire que rota de forma muy rápida y que se extiende desde una nube de tipo cumuliforme hasta una superficie acuosa, por lo general el mar.

Miguel Hernández explicó que en Canarias se observan una media de cinco trombas marinas al año aunque, al tratarse de microescala, no es posible utilizar los sistemas convencionales de medición.

Para su detección se recurre a la prensa, asociaciones de aficionados en Canarias, informes de los centros meteorológicos, informaciones particulares y a la Base de Datos Europea de Tiempo Severo.

Una vez que se tiene información de uno de estos fenómenos el equipo de Aemet en el centro meteorológico en Santa Cruz de Tenerife que los estudia comprueba cada caso.

También indicó que las trombas marinas tienen menos intensidad que los tornados ya que sus velocidades de rotación no suelen superar los 130 kilómetros por hora pero son peligrosas, por lo que si se ve entrar en tierra para convertirse en tornado siempre hay que evitarlas.

Las trombas marinas suelen llevar asociada una nube embudo, que no es material que se arrastra hacia arriba, sino que es condensación de la humedad en el aire al alcanzar éste una baja temperatura y presión en su ascenso.

La duración oscila entre los cinco y los diez minutos y se puede decir que son un tornado sobre el agua, manifestaron los investigadores, quienes comentaron que, aunque se sabe que para su formación es importante la temperatura del agua, no es siempre un factor fundamental.

Por ejemplo, el mar que rodea el Archipiélago es frío debido a la corriente de Canarias y, en teoría, no debería ser frecuente la formación de trombas marinas. Sin embargo, ocurren más eventos de los esperados.

Los casos de trombas marinas recopilados en Canarias están generalmente asociados a tormentas, y, aunque no siempre, constan de cinco fases denominadas mancha oscura, espiral, anillo de espuma, madurez y disipación.

Etapa de espiral

La fase de mancha oscura es el reflejo que la tromba produce en el mar, lo que implica que hay una columna de aire que rota sobre el agua, explicó, mientras que la etapa de espiral es la formación de bandas claras y oscuras en torno a la mancha negra.

La tercera fase, el anillo de espuma, es la formación de un torbellino sobre la mancha oscura, y a la vez se inicia el desarrollo vertical de una nube embudo.

La fase de madurez es en la que el anillo de espuma y la nube embudo alcanzan su máxima longitud y diámetro, y la quinta etapa de disipación sucede en ocasiones de manera brusca y se produce cuando cesa una de las condiciones que mantienen activa la tromba.

En cuanto a la formación de trombas, no hay modelos satisfactorios para explicarla pero hace falta un movimiento ascendente de aire y una rotación sostenida del mismo.

Para lograr el primer requisito es importante que exista una inestabilidad que de lugar a corrientes ascendentes del aire, y también ayuda a crear movimientos verticales la orografía.

En cuanto al movimiento rotatorio, puede generarse por la confluencia de masas de aire de igual temperatura que, al incidir en un ángulo facilitan la producción de turbulencia y rotación.