SE PRODUJERON maniobras muy atrevidas en el congreso de los socialistas canarios, que terminó el domingo, para evitar que José Miguel Pérez fuera elegido secretario general. Maniobras a las que no fueron ajenos Pepiño Blanco, Leire Pajín y toda la basca, debidamente aleccionada por el inefable Juanfer López Aguilar, que llegó de Bruselas posiblemente con un billete pagado con fondos de la Unión. Para que luego se metan con Luz Reverón los munícipes socialistas de Santa Cruz por un quítame allí esa botella de vino. La carga de demagogia de estos socialistas es tan grande que nos asusta. Lo decimos en serio.

Mas creemos que cualquier maniobra en la que participe Santiago Pérez está condenada al fracaso porque al político lagunero, inventor del "no a todo", le acompaña un gafe incuestionable que hace que todo lo que toca lo convierta en estatua de sal. Hasta "su" Sandra Rodríguez, en el indudable papel de la mujer de Lot, por mirar para detrás cuando un PSOE sodomizaba al otro PSOE, quedó convertida en estatua de sal. La han mandado a paseo. Cuando uno ejerce su libertad en los caminos de las alianzas hay que saber siempre con quiénes. Porque existe gente muy gafada en el partido y uno de los gafes inmisericordes (y lo demuestra su propia trayectoria) es Santiago Pérez.

Ni siquiera la maniobra de la retirada de Arcadio Díaz Tejera de la carrera electoral para que sus hipotéticos votos engrosaran la lista de otro Pérez, Manuel Marcos -la cosa iba, indudablemente de Pérez- les dio resultado y José Miguel ganó; por los pelos, pero ganó. Hasta Pepiño Blanco vino con el tiempo suficiente -un día de margen- para tener horas para pensar la ruindad que iba a hacer al día siguiente.

Esto de la política es algo muy desagradecido, debe de pensar Santiago, cuya amargura le hacía aullar por los pasillos de la cosa. Ahora se ve en la calle y sin llavín, aunque todavía podrá tirar de la enorme teta del Parlamento para ganarse el pan sin el sudor de su frente: un kilo al mes, más o menos, por no hacer nada, porque en el Parlamento de Canarias se hace realmente bastante poco.

Pero ha sido cosa de Pérez. La importancia de llamarse Pérez. En el PSOE nace un nuevo talante, o al menos eso esperan los afiliados y simpatizantes, que se dice siempre. López intentó reivindicarse, sin recordar que en las elecciones europeas no ganó ni en su mesa, ni en su municipio, ni en su isla, ni en su comunidad. Míralo, míralo, qué pena.