Canarias tendrá que aumentar sus promociones en la Península para que el turismo español siga teniendo a las Islas como destino. Es normal. El turismo español es bueno, se gasta su dinero, nosotros hablamos su idioma y se siente bien tratado. Dos millones de españoles visitan Canarias cada año, o la visitaban, porque en 2009 han descendido en número de unos 600.000, a consecuencia de la crisis que azota el país.

Las conclusiones de Fitur/Madrid, la tercera feria turística europea, tras la de Londres y la de Berlín, son positivas. Aunque ha disminuido el número de stands, el de visitantes se mantuvo bien y todos los países del mundo intentan reconquistar mercados perdidos. Canarias perdió un 13,5% de turistas en 2009 -Tenerife, un 11%-, con relación al año anterior. No son tiempos buenos para las estaciones vacacionales, pero nadie puede competir con estas islas en clima, en tranquilidad y en calidad alojativa. Ni, por lo que se ve, en precios.

Las Islas se apuntan al turismo por la red, incluso pueden los visitantes crear su propia página web usando la de la Consejería de Turismo para adecuar sus gustos: turismo de vela, de golf, de hotel rural, de excursión, de montaña, etcétera. Las Islas ofrecen una buena variedad de entretenimientos para que sigan siendo atractivas. Ahora las promociones son imaginativas e incluso científicas. Y existe buen rollito entre los cabildos, los ayuntamientos, las asociaciones profesionales y hoteleras y extra hoteleras y la propia Consejería de Turismo, que es la que de más dinero dispone para gastarse en promociones. Es cierto que la unión hace la fuerza.

La consejera de Turismo, Rita Martín, una mujer modesta surgida del mundo del turismo, ha hecho esfuerzos para conciliar las posturas de unos y de otros. Ahora el sector parece que discurre por sendas de cordura y no va cada uno por su lado. Se han cometido algunos errores, pero se han subsanado.

Los empresarios hoteleros tinerfeños han apostado por la continuidad y ya se ha anunciado, aunque no oficialmente, que José Fernando Cabrera aspira a renovar por otro mandato la presidencia de Ashotel. Parece que han quedado atrás sus diferencias con la consejera y también la lucha interna que se había generado en la patronal en cuanto al sustituto de Cabrera. El designado era Juan Antonio Rosado, un hotelero del norte, candidato que no gustaba a la patronal sureña. Así que no se ponían de acuerdo. La solución fue pedir a José Fernando Cabrera que siguiera dos años más y así será.

No es momento de cambios, en plena crisis. Es preciso trabajar para que los mercados tradicionales no se resientan más e insistir en otros nuevos, que los hay, para captar otros adeptos para Canarias.