Junto a un barranco de abundante vegetación y encarando el mar se erige Villa Silea, un hogar de paz y tranquilidad para que niños oncológicos como Kylian, de 6 años, adopten árboles frutales con su nombre y jueguen al aire libre o en una cueva natural acondicionada al estilo tradicional canario.

Villa Silea es un proyecto de M.T.G., una enfermera con trece años de experiencia en pediatría oncológica en el Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria de Santa Cruz de Tenerife, que prefiere el anonimato porque "los protagonistas son los niños y sus padres", afirmó en una entrevista a Efe.

El hogar, que prevé abrir sus puertas en septiembre de 2010, está situado en el municipio tinerfeño de El Sauzal y el proyecto está pendiente de que el Ayuntamiento conceda la autorización para un cuarto de aperos.

El objetivo es que los niños en tratamiento oncológico se apunten en un listado en el hospital y elijan los días que quieren ir junto a sus familias a pasar el día, celebrar un cumpleaños o jugar en plena naturaleza.

No se trata de un negocio, advierte la impulsora del proyecto, sino de ofrecer un sitio de tranquilidad y paz para los pequeños ya que "desde que se abra la puerta, se echen a correr y cojan los juguetes, mi esfuerzo habrá valido la pena".

De hecho, para ella es más importante "la flota" de coches de juguete que ha regalado Kylian, presente en la entrevista junto a sus papás, Vanesa y Rafa, que el que alguien le entregue dinero en efectivo.

Villa Silea nace de la experiencia de M.T.G. en la enfermería, pues se daba cuenta de que "cuatro paredes no son suficientes" para los niños en tratamiento oncológico.

Cuando su padre le dio la oportunidad de quedarse con una finca de los abuelos, en la que había cuevas antiguamente usadas para resguardar el ganado, vio la posibilidad de que fuera el campo de juegos de los niños.

Vanesa conoció a la enfermera en mayo de 2007, cuando se le diagnosticó a su hijo Kylian un neublastoma abdominal para cuyo tratamiento recibió quimioterapia y se sometió a un autotrasplante de médula en el Hospital Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria.

Tras aplicar quimioterapia de mantenimiento y después radioterapia, Kylian, que desborda vitalidad, tiene previsto comenzar esta semana otro ciclo de quimio antes de que los médicos dictaminen si necesita otro autotrasplante.

Cuando M.T.G. planteó el proyecto obtuvo el apoyo "al cien por cien" de su padre y de otros familiares que se han "volcado", como su primo y su tío, quien comenzó con la jardinería y continuó con el resto porque es "la obra de su vida".

Al principio algunos compañeros pensaban que el proyecto era "una chorrada" porque se trataba "de una minicueva con una minifinca", pero los oncólogos avalaron la idea desde el principio.

"Cuando la gente me dice: de aquí ¿qué vas a sacar?, yo digo: la sonrisa de un niño", explica M.T., que rechaza que "Villa Silea" funcione como una asociación porque no quiere que nadie controle el proyecto, única y exclusivamente, los niños y sus padres.

"Si se tratase de montar algo para cobrar, lo cierro", advierte, y precisa que si la cambiasen de la planta de pediatría en el hospital "dejaría la profesión".