"Por Rubén, lo que haga falta" o "don Rubén sí se lo merece" fueron reacciones de algunos profesores y antiguos alumnos del colegio salesiano de La Cuesta -más exactamente, escuela profesional salesiana San Juan Bosco- cuando se les comunicó el proyecto de rendir tributo a uno de los docentes más queridos del centro, Rubén Febles, que vive este año su último curso antes de la jubilación.

El acto se celebró el sábado y supuso una sorpresa para el homenajeado, un auténtico "histórico" del colegio, en el que ingresó como estudiante a mediados de los años cincuenta, cuando el centro aún estaba ubicado en la calle Galcerán, frente a las instalaciones del antiguo hospital militar. Fue entonces cuando aprendió la profesión de tornero, en la que, con el tiempo, ha sido reconocido como "uno de los mejores maestros de Canarias".

Quien así se refiere a Febles es uno de sus antiguos pupilos, Juan José Montañez, que actualmente ejerce la docencia en el propio colegio San Juan Bosco y es el presidente de la asociación de antiguos alumnos. Montañez asegura que el prestigio del que fuera su profesor en este oficio ha traspasado las fronteras del centro, de manera que "cuando alguien busca una pieza rara o que ya no se fabrica, recurre a él".

En 1966, con algo más de veinte años, Rubén Febles se convirtió en enseñante en el mismo colegio. Desde entonces y hasta hoy ha estado dando clase, y ha vivido el traslado del colegio, en 1979, a su actual emplazamiento en la zona de La Cuesta.

Los jóvenes que han disfrutado de su magisterio coinciden en que es uno de los profesores más implicados en la labor educativa del colegio y en las actividades de los antiguos alumnos. Por ello, probablemente, es uno de los más queridos por sus estudiantes. Juan José Montañez lo explica así: "Hay docentes que no saben ganarse el cariño de sus alumnos, otros que sólo se ganan una parte y, finalmente, otros que saben ganarse muchísimo el cariño y el respeto de sus pupilos. Rubén es uno de estos últimos".

Montañez recalca que, el que se le ha tributado, "no es un homenaje porque sí, es especial", pues en Febles coinciden dos circunstancias: el haber sido alumno y profesor en el centro y haber estado "muy involucrado en todo". Así, destaca que siempre "ha trabajado mucho con jóvenes en actividades externas", por lo que se le puede considerar "un verdadero maestro, en el más amplio sentido de la palabra".

Probablemente, los cambios sociales hagan cada vez menos frecuentes este tipo de profesores, los que, recalca Juan José Montañez, "saben dialogar, acercarse al alum-no e intentan luchar por los chicos más difíciles y conflictivos".