La política se mueve a menudo por sendas subterráneas difíciles de descubrir hasta que una filtración interesada levanta la liebre. Por eso, lo que viene a continuación no es más que especulación, eso sí, con cierta lógica si se toma como referencia el hecho de que rompe dos tendencias. Se trata de lo siguiente: el jueves de la semana pasada, el presidente canario acusó directamente a Rodríguez Zapatero de ser el responsable de la bancarrota a la que, según dijo, se encamina el país; un día después, el vicepresidente canario, José Manuel Soria, declaraba que el nuevo modelo de financiación autonómica que propone el Gobierno central es bueno para el Archipiélago. ¿Reparto de papeles para seguir dando leña "a Madrid" y, al mismo tiempo, no romper del todo la baraja, o hay algo más en esta disparidad de visiones que exteriorizan los dos principales mandatarios canarios y que rompen con sus últimas actitudes hacia Zapatero, intercambiando, además, las posiciones: Rivero, conciliador; Soria, enfrentado?

Lo que hay que tener en cuenta, en el caso de Paulino Rivero, es que, con su acusación tan dura puede romper los puentes de entendimiento que acababa de tender con la Moncloa en su reciente entrevista con Zapatero, dentro de los encuentros con presidentes autónomicos para hablar, precisamente, de financiación, y que acababa con meses de tirantez entre la Administración central y la autonómica. Tanto es así que el presidente español le pidió al canario que, al dar la pertinente rueda de prensa allí mismo, en la Moncloa, recalcase que había quedado satisfecho del formato elegido -ronda de encuentros con los 15 mandatarios autonómicos- para abordar el nuevo modelo de financiación. En el caso de Soria, lo que hay que contrastar es su inusitado elogio de ese sistema ideado por el Gobierno central días después de que los socialistas de aquí, concretamente López Aguilar, le pusieran como obstáculo para un posible acercamiento entre el PSC-PSOE y el PP canario.

¿Hay alguna conexión entre estos recientes desplazamientos de posición por parte del presidente y el vicepresidente canarios? ¿Por qué esa ruptura de lazos recién atados, donde ahora parecen intercambiarse los papeles, como hacen en las películas el "poli" bueno y el "poli" malo para sacar algo en claro en los interrogatorios? ¿Son simples casualidades? En el caso de Rivero puede que estemos ante un simple calentón de boca, pero en el de su vicepresidente es bien sabido que practica un estilo sibilino y no da puntada sin hilo.