La Consejería de Turismo ya ha puesto en marcha hasta 18 grupos de trabajo para tener en junio los nuevos protocolos de seguridad que se aplicarán en el sector cuando comiencen a abrir los hoteles. La nueva situación generada por la crisis sanitaria del coronavirus implica a todos los sectores que directa e indirectamente trabajan y dependen del turismo, aunque también se requiere del respaldo jurídico y la financiación que suponen las nuevas medidas para ofrecer la suficiente seguridad sanitaria a los visitantes.

El principal sector de la economía canaria no puede esperar a que se recupere definitivamente el mercado internacional, ya que en el peor escenario podría demorarse más de un año, hasta 18 meses. El objetivo es que Canarias esté en disposición de recibir turistas extranjeros con las garantías sanitarias adecuadas y de forma gradual a partir de octubre, es decir, con el inicio de la temporada alta de invierno. Pero los usos y costumbres habituales hasta ahora en el sector van a cambiar totalmente y Canarias como destino turístico quiere estar preparada lo antes posible ante un escenario inédito en el que los visitantes y los agentes que interactúan con ellos, desde que llegan hasta que se van, tienen también que cambiar su forma de relacionarse: al llegar al aeropuerto, coger un taxi o la guagua, el hotel, las piscinas, hamacas, playas, restaurantes, autoservicios, discotecas, ocio, parques, excursiones, etcétera.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial del Turismo (OMT) ya cuentan con indicaciones básicas para los hoteles. Nuevas normativas y decretos tendrán que adaptarse a la nueva realidad que no es coyuntural, según Turismo, sino que permanecerá en el tiempo porque los usos y costumbres habituales en la actividad turística ya no serán los mismo a partir de ahora.

Estos 18 grupos de trabajo analizan todas las vertientes posibles relacionadas con el turismo y los cambios que tienen que introducir taxistas, transportistas, hoteleros, ayuntamientos y todas las empresas e instituciones vinculadas al sector. El perfil técnico de los grupos que se están configurando incluyen a representantes de todos los sectores afectados junto a epidemiólogos y especialistas sanitarios.

El departamento que dirige Yaiza Castilla también trabaja en contar con las aportaciones y sugerencias de la ciudadanía, a través de la apertura de la participación ciudadana con el fin de contar con todas las vertientes y opiniones posibles.

Ocupación mínima

Ni las compañías aéreas ni los hoteles van a operar si no hay garantías sanitarias y una ocupación mínima suficiente, que se sitúa al menos en un 30% de su capacidad. Este escenario con el turismo internacional no se prevé al menos hasta el último trimestre del año, en función de las condiciones en que se encuentren los principales países emisores de turistas a las Islas. En la planificación realizada por Turismo se prevé cuantificar el coste de implementar las medidas una vez que se configuren los protocolos de seguridad. El Ejecutivo quiere que la financiación no sólo sea pública, sino que también el resto de instituciones y organizaciones empresariales y turísticas se impliquen en la adaptación que requerirán las actividades relacionadas con el sector. Desde los taxis hasta las hamacas, desde las comidas hasta la excursiones y el ocio, todos tendrán que realizar cambios obligados, advierte Turismo.

Pero la realidad del sector va más allá del plan de seguridad sanitaria. La planificación que se está realizando deja el inicio de la reactivación para dentro de seis meses y no a pleno rendimiento, por lo que se estudian medidas económicas extraordinarias para la supervivencia, ya que se prevé un incremento de los concursos y quiebras de muchas empresas del sector de todos los tamaños. Hasta que no haya una ocupación estable mínima de entre el 50 y el 60% de los establecimientos la Administración tendrá que inyectar liquidez a las empresas para evitar la desaparición de muchas de ellas con medidas fiscales, laborales y financieras específicas y adaptadas a la previsión de la duración del cierre.

También se trabaja en un plan de acción con actuaciones concretas para los trabajadores afectados por el cierre del sector. Entre las iniciativas que se contemplan figuran la mejora de la cualificación de muchos profesionales a través de programas de formación específicos en idiomas, servicios de calidad y seguridad sanitaria y nuevas tecnologías, entre otros ámbitos.