Las criptomonedas no son una mera divisa alternativa. Ni mucho menos. Es más, constituyen toda una amenaza para el actual modelo de Estado, que se ve abocado a perder su poder fiduciario, es decir, a perder el control del dinero. Así lo avisó ayer el jurista, empresario y afamado exbanquero Mario Conde, protagonista de la última edición del foro JH Talks. Lejos de los discursos que restan trascendencia a las monedas virtuales, Conde recordó que el tráfico diario de bitcoins se cuenta en miles de millones de dólares, y el bitcoin solo es uno de los muchos tipos de criptodivisas. Un flujo multimillonario que desborda la capacidad de fiscalización de los países. Los bancos centrales de los distintos Estados son los que emiten y validan las monedas, lo que no ocurre en el caso del dinero virtual, que, además, facilita las transacciones opacas, recordó Conde. ¿Por qué? Porque el papel de intermediaria que ha venido desempeñando la banca se va difuminando, lo que dificulta aún más el trabajo de los inspectores de Hacienda para seguir el rastro de estos intercambios.

Mario Conde Conde llegó con apenas 38 años a la presidencia del Banco Español de Crédito, el mismo que más tarde daría nombre al controvertido caso Banesto. Fue condenado a prisión por delitos de estafa y de apropiación indebida por más que siempre defendiera una inocencia que la Justicia sí le reconoció tras volver a ser detenido en abril de 2016. Sus cuentas y las de su familia fueron escrutadas y la propia Agencia Tributaria dejó constancia en su informe pericial de que el dinero por el que fue acusado de blanqueo de capitales por la Fiscalía Anticorrupción no tenía su origen en Banesto. Conde evidenció durante su charla en los JH Talks, foro que organiza el despacho JH Asesores Financieros y Bancarios, que ha recibido su exculpación "sin rencores" pero también como una oportunidad de restaurar aquella imagen de mago de las finanzas que lo acompañó hasta el estallido del caso Banesto en 1993. De cualquier forma, los consejos y advertencias de quien protagonizó la operación económica más importante del país hasta 1987, cuando vendió Antibióticos SA por 58.000 millones de pesetas, no pueden pasar desapercibidos. Especialmente los relativos a un sector bancario que ve amenazado por las criptomonedas y la perversión de su razón de ser.

El también jurista (en 1973 se sacó las oposiciones para el cuerpo de abogados del Estado) se detuvo particularmente en el tema de las divisas virtuales. Tanto en la pérdida de recaudación que van a acarrearles a las Haciendas estatales como en la pérdida de negocio que ya le están causando al sector bancario. "Si el Estado no toma parte en las criptomonedas, se quedará sin recaudación", apuntó Mario Conde, que hizo hincapié en el "miedo" que hay en el Banco Central Europeo (BCE) ante una revolución en la que, insistió, "está en juego el propio modelo del Estado", cuya autonomía financiera está cada vez más en entredicho.

En cuanto a la banca, sector en el que fue el actor protagonista en aquella España de los primeros años de la democracia, Conde se expresó con severidad. Tan es así, que incluso pidió disculpas preventivas a los varios representantes del sector bancario regional que estuvieron en el hotel Europe Villa Cortés, al sur de Tenerife y donde se celebró el foro, para escucharlo. A juicio del empresario, la banca se ha topado con que las grandes multinacionales tecnológicas ocupan espacios que antes tenía reservados, con el ejemplo claro de las criptomonedas y con el resultado de que ya no es la intermediaria imprescindible que siempre fue. Pero, con todo, no es este el principal problema que tiene el sector, según se desprende de las palabras del exbanquero, que fue más crítico si cabe con la "obsesión" por la rentabilidad que acabó por pervertir el negocio. "Se obsesionaron con la rentabilidad por encima del servicio; el mejor banco era el más rentable, aunque no lo fuera en términos sociales, así que comenzó un negocio financiero en sí mismo", argumentó Conde, que situó aquí el origen de los productos bancarios meramente especulativos, como los swaps, los derivados o las preferentes que tantos disgustos han dado a familias y empresas.

El expresidente de Banesto no cree, en cualquier caso, que la banca vaya a desaparecer, pero tiene igualmente claro que sí van a desaparecer muchos bancos. "La banca está siendo el gran desempleador", dijo sobre el constante cierre de sucursales, un proceso al que no le augura un final próximo ante un horizonte en el que la inteligencia artificial lo cambiará todo, también el negocio bancario. En este sentido, Conde puso el ejemplo del Deutsche Bank, "que ya ha sustituido 18.000 empleos por robots". "Esto no es sostenible ni ética ni socialmente; no se puede dejar a la gente sin hacer nada", enfatizó.

Además, el jurista se mostró igualmente crítico con el banco de los bancos en Europa, esto es, con el BCE. O más bien con su política monetaria, que de un tiempo a esta parte se asemeja a una máquina de imprimir billetes. "Toda creación de dinero que no se corresponda con una creación de riqueza equivalente no es más que un invento", ahondó el empresario respecto de la hoja de ruta del BCE, que juzga equivocada y que el Banco Central Europeo defiende sobre la base de que es necesario promover el crédito a los hogares y empresas. "Es dinero artificial, y el dinero artificial es peligroso", insistió Conde ante el auditorio del hotel Villa Cortés.