Canarias es cada vez más atractiva para las multinacionales que buscan el lugar idóneo para instalarse en España. El Régimen Económico y Fiscal (REF), y en particular la Zona Especial Canaria y los incentivos que esta da a las firmas que deciden establecerse en las Islas, ha contribuido a que sean cada vez más las empresas transnacionales que montan oficinas, almacenes o incluso plantas de producción en el Archipiélago. Dos datos sirven para hacerse una idea de la penetración y pujanza de las multinacionales en la economía regional. Por un lado, la Comunidad Autónoma tiene hoy más del doble de sedes o filiales de entidades extranjeras que hace diez años, un ritmo de crecimiento sensiblemente superior al experimentado en el conjunto del país. Por otro, Canarias está entre las seis regiones españolas en que más ha aumentado el número de multinacionales en los últimos meses. Ya son cerca de 250 y dan trabajo a más de 34.000 personas, en ambos casos cifras récords. De hecho, cada mes se instalan en las Islas una media de tres nuevas compañías internacionales, y lo que es más importante: cada una genera una media de 147 nuevos empleos. Así pues, las 35 que se establecieron en el último ejercicio auditado (2017) crearon un total de 5.145 nuevos puestos de trabajo, el máximo en un año.

La mayor o menor adaptación de un territorio a la globalización económica, es decir, su mayor o menor apertura, se mide fundamentalmente por medio de dos variables: el comercio y la inversión extranjera. O lo que es lo mismo: su capacidad para llevar a cabo intercambios de productos y mercancías y su capacidad para seducir al potencial inversor y que se decida por ese territorio y no otro para establecerse, trasladar la sede de su empresa o instalar una filial. En definitiva, para poner su dinero. Las Islas, extremadamente dependientes del sector turístico -que supone cerca del 40% de su Producto Interior Bruto (PIB)-, no se han caracterizado por ser especialmente atractivas a ojo del inversor foráneo. No en vano se trata de un mercado pequeño situado a una considerable distancia de la Europa continental, con lo que ello dificulta el transporte de mercancías. No es así extraño que los sectores público y privado se centraran en aquello en lo que el Archipiélago sí es una potencia mundial, esto es, en captar al turista británico, alemán o nórdico y no tanto en captar al potencial inversor británico, alemán o nórdico. Sin embargo, y aunque a una distancia de las grandes economías del país aún considerable, Canarias viene dando pasos firmes hacia el objetivo de figurar entre las opciones que barajan los consejos de administración de las firmas transnacionales cuando tienen que decidir donde abrir esa planta de producción, ese almacén o esa nueva oficina.

España logró cerrar 2018 entre las diez economías del mundo que más inversión extranjera recibieron. Fue en concreto la novena, la tercera entre los países del Viejo Continente. Y no solo eso, sino que los prácticamente 49.000 millones de euros de capital foráneo que entraron en el país -el equivalente a alrededor del 4% del PIB nacional- convirtieron a España en el Estado que experimentó el mayor incremento de la inversión extranjera entre los 30 principales receptores de todo el mundo. Y Canarias no permanece ajena a este boom. Aunque el País Vasco, Cataluña y sobre todo la Comunidad de Madrid acaparan el grueso de esos 48.908 millones, los 234 millones de euros que captó la economía isleña son la segunda mayor cuantía de la historia. El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo dispone de datos oficiales de la inversión extranjera en cada territorio del país desde 1993. Desde entonces, la inyección de capital foráneo batió su particular récord en 2004, en plena burbuja inmobiliaria, cuando el Archipiélago recibió 339 millones de euros provenientes de fuera de las fronteras nacionales. A partir de entonces nunca se volvió a llegar siquiera a los 200 millones hasta que el año pasado se llegó a esos 234. Sumas de dinero que la consultoría SIfdi, especializada en el asesoramiento sobre inversiones extranjeras, ha traducido en términos de nuevas empresas, de volumen de negocio y de empleo.

En el informe La aportación de las multinacionales extranjeras a la economía y sociedad españolas, que SIfdi elaboró con motivo del quinto aniversario de Multinacionales por Marca España -organización que aglutina a compañías internacionales tan importantes como Google, Airbus, Altadis, Facebook, Bayer, Siemens, L'Oreal, IBM, Axel Springer, Procter & Gamble, ING o Ernst & Young, entre otras muchas-, Canarias figura como la novena Comunidad Autónoma en número de multinacionales. En Madrid son 4.831 las sedes, oficinas o dependencias de grandes firmas transnacionales actualmente operativas. Son casi 4.200 en Cataluña, 760 en Andalucía, 714 en la Comunidad Valenciana y 541 en el País Vasco. No hay, por tanto, ninguna sorpresa: las cinco principales economías del país ocupan las cinco primeras posiciones de este particular ranking. En otras palabras: son las que ofrecen más garantías a los inversores. Por su parte, en las Islas hay exactamente 233 empresas subsidiarias de multinacionales. Una cantidad que podría parecer pequeña a simple vista pero que en realidad implica un avance sin precedentes para la economía regional. En Castilla y León, con una población ligeramente superior a la de Canarias y ubicada en pleno centro peninsular -con lo que ello ayuda al transporte de mercancías o el abastecimiento de materiales-, hay 41 firmas transnacionales menos que en el Archipiélago. Los números del informe de la consultoría son los correspondientes al ejercicio de 2017, que es hasta donde abarcan los datos del Ministerio y el Instituto Nacional de Estadística (INE), pero basta echar un vistazo a los años anteriores para reparar en el importante crecimiento.

En 2016 eran 198 las multinacionales instaladas en la región, con lo que en solo un año se establecieron en el Archipiélago otras 35. Un incremento de un 18% que solo ha sido mayor en la Comunidad Valenciana (20%), Baleares (26,7), Cantabria, La Rioja y Extremadura, si bien en estas tres últimas autonomías el número de compañías transnacionales queda muy por debajo del centenar, con lo que la subida en términos porcentuales es menos representativa. Y si se echa la vista algo más atrás, por ejemplo a finales de la década anterior, cuando estallaba en Estados Unidos la crisis de las hipotecas subprime o basura, queda más clara si cabe esa cada vez mayor apuesta de los inversores foráneos por la economía regional. En 2008 solamente se habían establecido en el Archipiélago 103 multinacionales, con lo que en nueve años (2008-2017) su número se incrementó la friolera de un 126%.

Las 233 subsidiarias que operan en Canarias facturan un total de 4.758 millones, el equivalente a un 10,4% del PIB regional. El volumen de negocio medio supera, por tanto, los 20 millones, una cuantía considerable que cobra más importancia si se tiene en cuenta que el tejido productivo local lo integran básicamente pymes. Dicho de otro modo: son empresas cuyas ventas están por encima y hasta muy por encima de la media de facturación de los negocios locales. Y lo mismo ocurre con el empleo, ya que por lo general son entidades con plantillas numerosas y con retribuciones por encima de la media.

Empleo y facturación

Son exactamente 34.285 los puestos de trabajo que dependen directa o indirectamente de la actividad de esas 233 multinacionales. De esos más de 34.000 empleados, 19.418 están en nómina de las firmas transnacionales que operan en el Archipiélago, y el resto, 14.867, son trabajadores que perderían su ocupación si estas entidades abandonaran las Islas. Son, por tanto, los empleados de empresas suministradoras de materias primas, de negocios subcontratados para prestar determinados servicios o de esa pequeña tienda que se encarga del cáterin de la plantilla, por ejemplo.

Cada una de las multinacionales instaladas en la Comunidad Autónoma emplea o genera así una media de 147 puestos de trabajo. Para contextualizar esta cifra basta con apuntar que está muy por encima del número de personas que emplean las compañías internacionales instaladas en, por ejemplo, Madrid. Es decir, si bien en la capital de España hay, como es lógico, muchas más firmas transnacionales que en las Islas, y que por lo tanto dan trabajo a muchas más personas -exactamente a 405.735-, no es menos cierto que cada una de ellas emplea de media a menos personas, solamente a 84, esto es, a 63 menos de las que trabajan -siempre en cifras medias- en las 233 multinacionales que han apostado por Canarias. De hecho, las grandes compañías internacionales con instalaciones en el Archipiélago están entre las que más mano de obra generan. Al margen de la Comunidad de Madrid, son 75 los trabajadores que dependen de las multinacionales establecidas en Cataluña -donde, además, están en franco retroceso por la inestabilidad política y económica a que ha dado lugar la deriva del independentismo- y 123 en el País Vasco, también por debajo, aunque menos, de la aportación al empleo que suponen las 233 grandes firmas transnacionales radicadas en las Islas.

Y ¿a qué obedece que generen tanta mano de obra? El informe que conmemora el quinto aniversario de Multinacionales por Marca España da alguna pista. De esas 233 entidades establecidas en la región, ninguna es una sede central, que básicamente están ubicadas en Madrid y, a muchísima distancia, en Cataluña. Una parte considerable son oficinas, pero la mayoría son plantas de producción y grandes almacenes o centros logísticos de distribución. Y es precisamente en estas actividades en la que la mano de obra es más intensiva, es decir, en las que son necesarios un mayor número de trabajadores. No exige la misma fuerza de trabajo una oficina que un gran almacén o centro logístico, donde hacen falta operarios para el transporte de las mercancías o productos, para el inventario, para la organización, para el embalaje...

En la proliferación de las multinacionales en las Islas tiene mucho que ver la consolidación del REF y en buena medida de la Zona Especial Canaria (ZEC), el área de baja tributación del Archipiélago. La ZEC permite a las empresas que se instalen en la región tributar por el Impuesto sobre Sociedades al tipo reducido del 4%, lo que supone un ahorro fiscal extraordinario. En Irlanda, acaso el principal paraíso fiscal de Europa -eso sí, permitido o cuando menos tolerado por Bruselas-, el tipo estándar del Impuesto sobre Sociedades es del 12,5%. Aunque la ZEC no se circunscribe a empresas foráneas -una firma nacional puede acogerse a los incentivos que ofrece-, buena parte de las firmas extranjeras que se han asentado en los últimos años en Canarias -no necesariamente filiales de multinacionales- han venido gracias al área de baja tributación, que a diferencia de los sistemas fiscales de Holanda, Luxemburgo o la mencionada Irlanda, es un instrumento que busca la diversificación y el desarrollo socioeconómico del Archipiélago. Es decir, que tiene un porqué y también un objetivo.

En lo que va de año, la Zona Especial Canaria ha autorizado más de 200 nuevos proyectos empresariales que crearán un mínimo de 2.000 puestos de trabajo. Parte de esos proyectos corresponden a grandes compañías internacionales que sin el ahorro fiscal que les brinda la ZEC no considerarían instalarse en la Comunidad Autónoma. En estos momentos hay una docena de multinacionales, dos españolas deslocalizadas y diez suramericanas y mexicanas, que están esperando a que el Ministerio de Hacienda aclare el encaje del comercio triangular en la normativa de la ZEC para instalarse en las Islas. En todos los casos se trata de empresas que generarían un mínimo de 50 empleos, y el sueldo medio en las entidades ZEC es de alrededor de 25.000 euros, superior a la media.