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José Luis Bonet: "Las cámaras isleñas son fundamentales para la internacionalización en África"

José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España, destaca que "el empresariado catalán está dividido y no se debe politizar de manera inadecuada el mundo"

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José Luis Bonet (Barcelona, 1941) preside la Cámara de Comercio de España además de ser uno de los empresarios más reconocidos por su labor al frente de Freixenet. Desde el órgano superior de las instituciones camerales españolas defiende que el Estado financie la prestación de los servicios que estas corporaciones de derecho público deben prestar por ley. Asegura que tanto el brexit como la guerra comercial EEUU-China acabarán ajustándose a un escenario de globalización que nadie va a parar. A las cámaras canarias les reserva un papel protagonista en la labor de internacionalización que se desarrolla en África.

¿Qué rol debe ocupar Canarias en la internacionalización de las empresas españolas en África?

Uno fundamental. España ya empieza a estar en el mundo y hay dos operaciones que le convienen mucho, son especialmente importantes y Canarias debe tener un papel protagonista en ellas: Iberoamérica y África. En ambos proyectos las Islas tienen reservado un rol principal, pero, sobre todo, no concibo un proyecto africano sin Canarias. Las cámaras del Archipiélago tienen que estar presentes y ser arietes de este episodio. Desde luego la Cámara de Comercio de España contará con ellas y con las empresas isleñas.

¿Se puede ser optimista ante factores externos como el brexit o el proteccionismo de Trump?

Es verdad que plantean dificultades, pero estoy convencido de que la globalización no la para nadie, por lo que lo verdaderamente fundamental es adaptarse a ella. Las dificultades hay que superarlas. Ojalá el brexit acabe en nada y ojalá se entienda la multilateralidad para todo el mundo, pero nada de eso va a parar las relaciones personales, empresariales o comerciales.

¿Qué le lleva a conceder ese poder a la globalización?

Viene dada por cuestiones tecnológicas que facilitan las comunicaciones, ya sean telefónicas, informáticas o de transporte. En los cuarenta años desde la Transición, y aún antes, los empresarios españoles nos hemos puesto en el mundo, con retraso, pero lo hemos hecho. Además, tras la crisis las pymes han cambiado de actitud. Antes decían que no se movían de aquí ni a rastras y se dieron cuenta de que sí o sí van a salir. Los empresarios saben que no hay otro camino que asomarse al exterior y eso es muy importante por la globalización. El que no juegue a eso se equivoca.

¿Qué opinión tiene de los movimientos eurófobos?

Existe una pugna por la hegemonía mundial entre EEUU y China. Europa no tiene que caer en la inanidad, sino que debe defender su propio proyecto, que es mucho más humano. Para fortalecerse, entre otras cuestiones, tiene que aliarse con otros colectivos que también corren riesgo de inanidad como Iberoamérica y no digamos África, y en eso España debe jugar un papel central. La extraordinaria cercanía al mundo iberoamericano es una ventaja que a veces no se aprecia pero existe. Con África la cercanía es física y la posición de Canarias, como le decía, clave.

¿Cómo sortea la tensión que genera el independentismo?

También el empresariado catalán está dividido como toda la sociedad y no se debe politizar de manera inadecuada el mundo empresarial. Alarma en este sentido lo que ha pasado en la Cámara de Comercio de Barcelona, pero no hay otra que buscar la concordia. Sí le puedo dar un dato. La Cámara de Comercio de España tiene un observatorio y la conclusión es que la economía catalana ha perdido el liderazgo. No está en colapso porque su potencia es muy grande pero sí hay un deterioro. La posición ya no es de liderazgo, sino de ir en el pelotón, y esa no es la vocación de Cataluña, que tiene que ser líder de la economía española.

El turismo, clave para la economía española y no digo ya para la canaria, pierde fuelle. ¿Le parece preocupante?

Decían que cuando desapareciera el turismo prestado se acabaría el negocio. Aquí no se acaba nada. De hecho, el país sigue récord tras récord. Lo único que puede resultar preocupante es la turismofobia. Hay que poner en su sitio a quienes dicen que el turismo es malo, lo que no quiere decir que no se mejoren las cosas y se busque el valor añadido. Cuando viajas un poco, te das cuenta de que en los últimos 20 años han florecido en el mundo de forma importante las clases medias. Estoy pensando en Iberoamérica y no digamos Asia; esto no lo para nadie.

¿Por qué son importantes las cámaras de comercio?

Son una marca universal, todos los países las tienen. En el mundo hay 11.000, donde vayas en representación de una cámara, automáticamente te abren la puerta. Tienen una serie de funciones absolutamente claves. Primero, la defensa institucional, la del sistema económico, de la economía social de mercado y su motor básico, la empresa. Segundo, la función consultiva por ser verdaderas estructuras de estado donde con cooperación público-privada los empresarios hablan con los altos funcionarios de los ministerios o con los consejeros, diciéndoles cuáles son, desde la perspectiva del interés general, los objetivos y la visión de los sectores empresariales. Tercero, la internacionalización, donde las cámaras son claves apoyando la salida al exterior de todas la empresas con unas relaciones que facilitan mucho la labor de quienes se deciden a salir.

¿Qué lugar ocupa en ese proceso de salir la competitividad?

La internacionalización va siempre acompañada de una mejora de la competitividad. Si no vas con calidad, no tienes éxito; es muy importante que las empresas se pongan las pilas.

¿Se terminó el ajuste tras la crisis que supuso la pérdida de la principal fuente de financiación de las cámaras?

La nueva Ley de Cámaras retornó a la adscripción universal de empresas, es decir, reconoció que las cámaras sí son representativas de la totalidad del tejido empresarial, algo que se eliminó también en 2010. Sin embargo, no recogió la financiación pública para las labores que la propia norma encomendaba. Eso es absurdo. En tiempos de crisis era muy difícil, pero ahora sí hay posibilidades. Algunas administraciones, entre otras la canaria, han recuperado lo lógico, que es una cierta financiación pública para compensar los servicios que prestan. Esto todavía no se ha producido en el conjunto de España y nuestra financiación depende de la aportación que con carácter voluntario realizan las empresas privadas. Es verdad que las empresas deben cooperar, pero más lo es que si hay funciones públicas que la ley mandata, el Estado tiene que hacerse cargo de su financiación.

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