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El silbo gomero

El silbo gomero

El silbo gomero es una de las manifestaciones etnográficas más importantes y representativas del Archipiélago Canario. Una tradición de la etapa prehispánica de las islas que ha logrado llegar hasta nuestro días. Durante generaciones ha sido un elemento cohesionador de los gomeros, pero ¿qué es el silbo gomero? Su función principal es permitir la comunicación a larga distancia entre personas para lo cual se necesita una gran potencia sonora que solo puede ser aportada por una técnica compleja.

El silbo gomero es capaz de reproducir una lengua completa, pero no solo el castellano, puede reproducir cualquier lengua. Su práctica y conocimiento se ha ido desarrollando durante siglos hasta lograr una eficacia total. Debemos tener en cuenta que, en condiciones climáticas favorables, el silbo ha conseguido alcanzar los cinco kilómetros audibles.

Se caracteriza por ser un lenguaje principalmente de uso social que, en ocasiones, ha sido utilizado como lenguaje secreto para emitir mensajes cifrados como durante la conquista de Canarias o para el estraperlo.

Pero el silbo no fue exclusivo de La Gomera en la etapa prehispánica y numerosas fuentes afirman que esta práctica también se daba en Gran Canaria, El Hierro o Tenerife. Abreu Galindo escribió en 1632 sobre el uso del silbo en Tenerife: «con silbos que daban de lo más alto; y el que los oía silbaba al otro, y así de mano en mano en breve tiempo se convocaban y juntaban todos» (Tejera, 2017). No obstante, La Gomera es la única isla en la que se ha conservado este medio de comunicación primitivo, posiblemente por su orografía escarpada.

Las primeras referencias como Le Canarien, de 1402, escrita por los cronistas Pierre Bontier y Jehan Le Verrier, afirmaban que la explicación que se escondía tras esta práctica derivaba de que un «poderoso príncipe mandó exiliarlos a ella a causa de algún crimen e hizo que les cortaran la lengua». (Bontier et al. 1402).

Otros cronistas del siglo XV apoyarían posteriormente esta teoría. Abreu Galindo también afirmó que las insurrecciones bereberes contra Roma resultaron en represalias del Imperio que cortó la lengua a los alzados y los exiliaron a las Canarias. Esta leyenda se terminó denominando la leyenda erudita de las lenguas cortadas, término acuñado por Juan Álvarez Delgado en 1977. Si bien no sabemos si esto es cierto, existen numerosas fuentes que afirman la práctica de mutilar lenguas en ciertas ciudades de Mauritania que osaban revelarse contra Roma. Según D.J. Wölfel, los bereberes del oasis de Siwah documentaron un lenguaje silbado similar al gomero con una configuración similar a la de la isla.

Desde el punto de vista etnográfico más actual, encontramos explicaciones de la mano de Virgilio Brito que expone que, durante los años 70 del siglo XX, el silbido se utilizaba para enviar mensajes simples como, por ejemplo, para avisar de lluvias, del estado del ganado o de ciertas faenas agrícolas. En la noche se usaba para comunicar alguna defunción o calamidad.

La mayor parte de los gomeros son capaces de comprender el lenguaje, de hecho lo practican casi todas las personas nacidas antes de 1950 y todos los escolarizados desde 1999, año en el que se incluyó su enseñanza en el sistema educativo público de La Gomera. A mediados del siglo XX su uso peligraba, en gran medida por las emigraciones producidas en este periodo, y, por ello, se programaron actividades revitalizadoras.

Es esencial que sigan las iniciativas que ayuden a mantener este arcaísmo que hoy (desde 2009) forma parte de un patrimonio cultural intangible de valor universal. El silbo representa un puente entre el pasado y el futuro y nuestra responsabilidad presente es conservarlo y difundirlo.

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