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La epidemia del baile

En 1518 un pueblo de Estrasburgo bailó hasta morir. Hoy, esta epidemia sigue siendo un misterio. Todo comenzó cuando Fray Troffea comenzó a bailar de forma compulsiva durante cinco días aproximadamente. A los testigos les pareció que Troffea estaba siendo poseída ya que, además, tenía cara de sufrimiento. Poco más tarde un vecino se unió al baile y luego otro hasta llegar a 30 personas bailando día y noche.

Al pasar un mes, al menos 400 vecinos se habían contagiado y caían muertos por el agotamiento, ataques cardiacos, epilepsia… Lo divertido de la situación es que los médicos aconsejaron ayudarles a sacar de su sistema el mal, aportando una tarima y música para mantenerlos activos. Esto, obviamente, no frenó el ritmo de muertes.

La plaga cesó a principios de septiembre de forma tan misteriosa como había comenzado. Hasta ahora no se ha podido explicar el episodio, pero hay diversas teorías. Una de ellas propone que la epidemia surgió a raíz del consumo de un hongo del cornezuelo de centeno, lo que vendría a parecerse al LSD, no obstante, se la ha rebatido explicando que este hongo obstruye el flujo sanguíneo y, por tanto, el movimiento.

Se ha especulado con que los bailarines eran, en realidad, miembros de un culto y que el acto era parte de manifestaciones satánicas. Las fuentes más fiables aseguran que los afectados no querían bailar y que lo expresaban verbalmente. La última teoría y la más aceptada es la aportada por el historiador John Waller que atribuye este hecho a la histeria colectiva. El hambre, la crisis, el estrés y las enfermedades sufridas por el pueblo en aquel momento pudieron producir una psicosis masiva. Desafortunadamente, esta hipótesis no explica por qué las personas decidieron expresarse mediante el baile y no de otra manera.

Es sin duda un fenómeno misterioso, pero no fue único ya que se registraron diez episodios similares en Bélgica entre 1374 y 1518.

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