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César Gómez Exfutbolista del Club Deportivo Tenerife

«Lo mejor de Ramis es que no le asusta hablar de ascenso»

«La crítica en el fútbol siempre ha sido sana y enriquecedora; lo que me entristece es que se generen bandos»

César Gómez, en un acto reciente. El Día

Central del representativo entre 1992 y 1997, César Gómez mantiene una muy cordial relación con el actual entrenador blanquiazul y le ve «tranquilo, centrado y sin rehuir la palabra ascenso». Según dice, Ramis pedía mimbres para subir. Ya los tiene.

2022 está a la vuelta de la esquina y la proximidad con el año del Centenario va a suponer muchas ocasiones para producir abrazos y reencuentros. ¿Qué supone para César Gómez sentirse parte de esta historia?

Un orgullo. Porque la verdad es que fueron momentos inolvidables. Estos días y las ocasiones futuras que vienen [el partido Por La Palma, por ejemplo] son entrañables porque te permiten reencontrarte con compañeros con los que viviste episodios muy intensos. Al final, son pedacitos de historia y de historias que vamos recordando y que nos permiten refrescarnos la memoria cuando coincides con gente así.

La semana pasada estuvo en la Isla el entrenador de la primera clasificación europea, Jorge Valdano, y ha dejado varios mensajes a tener en consideración ante el crucial momento deportivo actual. ¿Qué significó él en la historia del club?

Jorge significa un cambio de mentalidad, un cambio de sentimiento incluso. Yo siempre he dicho que con Jupp Heynckes es verdad que llegamos más lejos, pero el trabajo más difícil lo hizo Valdano. Darle la vuelta a la situación de un equipo que luchaba por no descender y hacernos ilusionarnos con ser más grandes, normalizar las victorias al Real Madrid o al Barcelona... Todo eso fue inolvidable y fue una obra suya, se lo debemos a él. Ojalá que vengan otros que incluso lo superen, pero nadie nos va a quitar que fuimos los primeros, los pioneros. Y eso era muy difícil imaginarlo cuando él llegó.

¿Fue Valdano el hombre que lo cambió todo?

Definitivamente. Tanto Jorge Valdano como Javier Pérez fueron cruciales. Cambiaron la mentalidad de toda la Isla y nos hicieron soñar en grande.

Decía Alejandro Alfaro estos días que para él es especial revivir la historia y darse cuenta de que aún sus logros están muy presentes en el imaginario colectivo, ¿a usted le ocurre igual?

A mí me pasan cosas curiosísimas con mi hija. Gente de su edad le pregunta y se interesa por mí. No es que no se acuerden; es que no vivían cuando aquello. Yo me quedo sorprendido con que chavales de su edad se interesen por la historia del Tenerife. Y pienso que encuentros como el del pasado viernes en La Laguna con Valdano, Alfaro Vitolo hacen mucha falta. Más que nada, para dotar de identidad a las nuevas generaciones blanquiazules. No hablo de identificarles con nosotros; hablo de identificarles con el club y con su historia. Es absolutamente impresdincible generar ese orgullo de pertenencia, pero también honrar a nuestros veteranos. A nuestros José Juan, Molina y compañía. Es interesante para saber quiénes somos, y cuánto de importantes fuimos y somos.

¿A qué se refiere?

Una de las cosas que eché en falta cuando llegué a Tenerife fue no saber más de la historia del club, qué había pasado en décadas pretéritas. Era todo un poco desconocido para los que llegábamos. Estamos hablando del año 92 y tal vez no había un pasado que pudiese recopilarse con la facilidad que ahora te dan la digitalización e internet.

Cuarto clasificado y a un solo punto del ascenso directo, ¿cómo ve al Tenerife actual?

Yo al Tenerife le veo bien. En Segunda División, mientras puntúes, está todo bien. Todo el mundo puede discutir y todo el mundo puede debatir desde su punto de vista; además, en el fútbol siempre hemos entendido la crítica y la discusión como algo sano y enriquecedor. A mí lo que me entristece es que creen bandos. Yo cuando he hablado con Ramis, con el que he tengo amistad y a menudo comemos, lo que me da tranquilidad es que verle tranquilo. Él sabe cómo es el ambiente de Tenerife; y sabe que éste es un entorno complicado, difícil. Yo creo que el míster sabe lo que hace. Otra cosa es que salgan las cosas o no; de momento están saliendo bien y estamos a un punto del ascenso directo. A menudo miro las clasificaciones de años atrás y digo... pues mira, menos mal, esta vez al fin y al cabo sí tenemos una ilusión, un objetivo feliz. Luego se conseguirá o no, pero la ilusión que no nos la quite nadie. El fútbol está para eso, subrayó el viernes Valdano, para generar ilusiones, emociones y decepciones también, por qué no decirlo.

Y desde la cercanía que produce su relación personal con Ramis, ¿cómo le ve a él en las distancias cortas? ¿Está ilusionado con la opción de volver a Primera?

A mí lo que más me gusta de Ramis es justamente que a él no le asusta el reto del ascenso. Este año lo que quería era justamente eso, tener un equipo competitivo para pugnar por las plazas de ascenso. De momento estamos en la lucha. Digo que de momento estamos, porque la Segunda Divisón es tan rara y tan extraña, tan de rachas, que firmas un par de partidos malos y parece que te descuelgas. Afortunadamente, de momento estamos ahí y lo que recomiendo es que gocemos lo que tenemos ahora.

¿Y usted le ve mimbres a esta plantilla? ¿Comparte la visión de que cuenta este Tenerife con los recursos y mimbres suficientes para opositar al cambio de categoría?

Yo antes de empezar veía al Valladolid, al Almería y el Eibar por encima del resto, con plantillas y presupuestos superiores a los demás. Pero luego la competición te dice que tenemos un equipo para competirles. Sí, comparto contigo que tenemos mimbres para luchar por el ascenso. Es justamente lo que pedía Ramis para renovar: recursos para pelear. Muchas veces en la Isla el concepto ascenso nos ha dado miedo, pero yo soy de los que piensa que uno debe plantearse unos objetivos y luego asumirlos, aceptarlos. Pero parece que todos rehuimos que alguien pueda decirte: quisiste ascender y fracasar. Pues mire, no. Fracasar sería no estar en la lucha. Unos consiguen ascender y otros no; pero los que no suben son profesionales y honestos también. De hecho, con Martí nos quedamos a un gol. Pero sí deberíamos exigirnos estar siempre arriba.

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