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La espinita clavada de Zarfino

El centrocampista charrúa se fue de Tenerife «sin conocer a la afición del Heliodoro» por culpa de la pandemia y cree que con público «habría dado un plus»

Zarfino, durante el partido de la jornada anterior contra el Éibar.

Es absolutamente sintomático que casi todos los futbolistas que salieron del último proyecto del CD Tenerife se fuesen a engrosar proyectos más austeros. Bruno Wilson hizo las maletas para marcharse al Vizela portugués; Elliot juega cedido en el Hércules igual que Jorge Padilla en el filial del Levante; Jon Ander Serantes bajó un escalón para incrustarse en la nómina de la UD Logroñés; y Otar Kakabadze, internacional con Georgia, se fue tan lejos como al Cracovia polaco. La única excepción es Fran Sol, a quien el Tenerife intentó retener, y no pudo.

Entre los que tuvieron que reducir sus pretensiones deportivas y económicas –aunque se mantengan en idéntica categoría a la del representativo– figuran Valentín Vada (Real Zaragoza), Adrián Ortolá (suplente en Girona) y Gio Zarfino, que este domingo vuelve a la que fue su casa. Según ha explicado esta semana, no siguió porque el club no quería abocarse a vivir «otro culebrón» como el del año anterior, cuando tardó una eternidad en desvincularse del Extremadura. Así que Gio fue a parar al Alcorcón, equipo al que se le adivinaban dificultades para competir en Segunda ya cuando comenzó la competición. El curso de los acontecimientos no ha hecho sino reafirmar esta creencia.

«La verdad es que llevo muchos años sin vivir algo lindo, sino más bien sufriendo. Uno trata de ponerle el pecho a las balas. Pero sí, estoy pasando por situaciones complicadas una tras otra», reconoce el charrúa, quien receta para su Alcorcón «mucho positivismo y jugar desde la convicción de que el equipo saldrá adelante».

Respecto a su etapa en el Tenerife, afirma que quedó «enamorado de la Isla». «No tuve la suerte de jugar con el público a favor, pero sí he sufrido al Heliodoro en contra en alguna ocasión y ahora me va a tocar otra vez. El último no fue un año positivo para mí, por lesiones y cosas que se dieron, si bien hice muchas amistades y quedé muy agradecido con el club, que me trató de maravilla. Solo tengo palabras bonitas para Tenerife y para el Tenerife», recuerda.

En cuanto al envite de mañana en el Rodríguez López, apela a la evidente mejoría del Alcorcón con Fran Fernández para confiar en una victoria amarilla. «Se ha notado la llegada del míster. Ha habido un cambio de actitud en el equipo y tras jugar contra un gran rival como el Éibar, lo mínimo que merecimos fue empatar. Hay goles anulados que aún a día de hoy no entendemos», afirma.

«Ahora, buscamos revertir la situación para poder estar a buen nivel futbolístico y también clasificatorio», añade Gio. «Queda muchísimo tiempo. En esta categoría nada te garantiza nada; y con dos o tres victorias consecutivas, te metes en otra dinámica y otro escenario», apostilló.

Según dice el suramericano, para este curso desea la salvación alfarera y el ascenso del Tenerife. «Le tengo una fe bárbara al entrenador y a los futbolistas que conozco de mi etapa allí, como también a otros [Enric Gallego] que han fichado y coincidí en etapas anteriores», explica desde Alcorcón. «El cuadro técnico que tienen es superprofesional; armando un buen equipo, sabía que estarían arriba. Sin duda, pienso que al Tenerife le irán las cosas bien esta temporada. Cuando juegan, quiero que ganen, excepto este domingo», explica. Lo hace desde un profundo respeto al equipo y a la afición, por la forma en la que le trataron y porque siempre creyó que en la Isla podría cuajar. No fue posible. Y se quedó con una espinita clavada. «La de jugar con público a favor. Por mi forma de entender el fútbol, el empuje del Heliodoro habría sido un plus».

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