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Revalorización a base de minutos

Luis Milla fue uno de los cuatro futbolistas que más jugaron tras el confinamiento l El mediocentro solo fue sustituido con el tiempo cumplido en el duelo ante el Málaga

Revalorización a base de minutosCARSTEN W. LAURITSEN

Álex Muñoz, Aitor Sanz y hasta Luis Pérez -al margen del guardameta Adrián Ortolá- acabaron la campaña con más minutos que él en el CD Tenerife. Y a duras penas entró en el Top 50 de jugadores -si se exceptúa a los porteros- con más tiempo sobre el verde en el cómputo global de la campaña en la Liga Smartbank. Sin embargo, Luis Milla se convirtió en el jugador indiscutible de Rubén Baraja en este tramo final de la competición. Indispensable a la vuelta del confinamiento. El mejor escaparate para una revalorización que argumenta el por qué de una cláusula de salida de cinco millones de euros.

Confinamiento aprovechado. El sumo esmero que le puso Luis Milla a su trabajo de reclusión -tal y como quedó de manifiesto en las redes sociales del jugador- dio sus frutos en las 11 jornadas que tuvo que afrontar el conjunto tinerfeño en poco más de un mes. El mediocentro madrileño regresó a los terrenos de juego como un Miura y eso se notó en un fútbol, por momentos superlativo, que lideró la remontada en la tabla del CD Tenerife.

Solo tres como él. Solo en una ocasión en estas 11 fechas, y ya con el tiempo cumplido en el choque contra el Málaga, Luis Milla abandonó el terreno de juego antes de que el árbitro pitara el final. En la teoría, un total de 990 minutos disputados, pero varios más en la práctica a tenor de lo extensos que fueron algunos tiempos de prolongación. Complicada continuidad a resguardo del cansancio y de las lesiones en un carrusel de encuentros que obligaba, casi sin excusa, a una rotación. Pleno en este tramo más reciente que solo comparten otros tres jugadores de la Liga Smartbank: Catena, del Rayo Vallecano, y los azulgranas de la UD Extremadura Álex Díez y Granero.

Hasta sin nada en juego. Pero no, Milla no entendió de parones en este epílogo liguero. Aprovechó a la perfección su potencia física, se supo cuidar muy bien de las tarjetas (no vio ninguna en este tramo) y además mostró ambición hasta el suspiro final. Aquel en el que el CD Tenerife, ya no tenía aspiración alguna en Soria contra el Numancia. Arribas (Oviedo) y Stuani (Girona), también en una última jornada sin nada en juego, se descabalgaron de esa carrera imaginaria de minutos jugados.

Más goleador que nunca. Mediocentro en toda regla y sin excesiva vocación ofensiva, Luis Milla también tradujo su estado de gracia en goles. Nada menos que seis. Un registro calcado en este periodo al del delantero uruguayo Stuani, Pichichi de la categoría. De esa media docena de dianas convertidas por el madrileño cuatro llegaron desde el punto de penalti, otra muestra de que el seis no se achanta en los momentos delicados. Para entender la valía de dicha aportación cabe la comparativa: esos seis goles son dos más de todos los que Milla había logrado como blanquiazul en sus 79 encuentros ligueros previos.

Un total de 36 encuentros. Con esos 11 partidos finales sin interrupción, Luis Milla concluyó el ejercicio con un total de 36 apariciones ligueras. Solo en la jornada ocho, cuando fue suplente en la clara victoria en Lugo (1-4), y unos días más tarde -en la nueve- cuando ni saltó al terreno de juego del Heliodoro frente al Oviedo (0-1), se quedó Milla fuera de la titularidad por razones técnicas. La roja que vio en el derbi contra Las Palmas (la primera expulsión desde que alcanzó la Segunda B), una acumulación de amarillas (cumplió sanción en la jornada 31), y una inesperada apendicitis que le tuvo fuera de combate más un mes.

Una cláusula justificada. Detalles que impidieron a Luis Milla rozar el pleno de partidos este curso. Paréntesis lejanos y ya en el olvido, más aún a tenor del excelso final de temporada del madrileño. Un reprís que justifica el interés de más de media decenas de conjuntos de Primera -el Valladolid parece el más insistente- por hacerse con sus servicios. Una sólida tarjeta de presentación para debutar en Primera y que justifica al CD Tenerife para remitirse, y casi enrocarse, a la cláusula de rescisión del jugador para dejarlo marchar a otros lares.

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