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CB Canarias

El Iberostar sabe sufrir para vencer al Obradoiro

El cuadro isleño lleva siempre la delantera pero no rompe el partido antes de lo deseado por culpa de su intermitencia en los dos lados de la cancha

Partido del Iberostar Tenerife frente al Monbus Obradoiro

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Paciencia, paciencia y Huertas. Así se puede resumir la victoria lograda ayer por el Iberostar Tenerife, que solo en el tramo final del choque logró sacar de punto a un aguerrido Obradoiro que una y otra vez se repuso a los arreones de los locales. Los de Vidorreta, casi siempre por delante en el marcador, acusaron en exceso su manifiesta irregularidad en los dos lados de la cancha. Con 75-71 Huertas dijo basta y con seis puntos de su sello y otros siete que les regaló a sus compañeros sentenció la contienda (90-78).

Pese a un arranque frío (0-4) y evidenciar ciertos problemas en los cambios defensivos, la conexión Salin-Shermadini (y viceversa) desperezó a los laguneros (7-6), que además aprovecharon la decisión de Huertas y la superioridad en ataque del propio Gio ante Kravic para ponerse cinco arriba (15-10, 6'). Aún así, no terminaba el Iberostar de dar continuidad a su juego en los dos lados de la cancha, alternando aciertos (como varias acciones verticales de Lundberg y fluidez -seis asistencias- en ataque, e intensidad y manos atrás) y errores (como un regalo tras tiro libre, inexistencia de ayudas para frenar la movilidad de Kravic, y unas cuantas pérdidas -seis en el cuarto- innecesarias). Se explica así la igualdad que imperó en el electrónico durante varios minutos (24-22).

Una paridad que se prolongó algunos minutos más, en parte porque el Iberostar no acortaba su sangría de pérdidas (nueve en 15 minutos) y también porque el Obra sacaba tajada de alguna que otra segunda oportunidad (28-27). La irrupción de Singler (8 puntos en 5 minutos y muy buena actividad en línea de pase) dio un pequeño impulso a los canaristas (35-30, 16'), a pesar de su nefasto día desde el 4,60: 5/11.

No lograba explotar el Canarias, que recurrió sin embargo (y de nuevo con la primera unidad en pista) a la paciencia para mantener la delantera en el marcador. Tranquilidad para cerrar el rebote de su aro y buscar un extra pass en el otro lado de la cancha. Con Huertas tomando el mando de las operaciones, los de Txus Vidorreta volvieron a dar otro zarpazo justo antes del descanso, esta vez gracias a un Salin que no solo se vaciaba en defensa para hacerle la vida imposible a Magee (0/2 en triples), sino que además tenía piernas para penetrar hasta la cocina, y puntería para clavar el triple con el que se llegaba al intermedio (44-34).

Shermadini regresó enchufado de los vestuarios (cinco puntos), para mantener intacta su renta (49-39). Pero fue solo un espejismo. El Iberostar no tenía la chispa atrás de los minutos previos (ni Diez ni Singler pudieron con Czerapowicz) y dejó que el choque se metiera en un ida y vuelta en el que salieron mejor parados los gallegos, principalmente porque todo lo que no metieron desde el 6,75 en los dos primeros actos (2/10), sí les entró en el tercero: 5/5. Así, en poco más de cinco minutos, el Canarias había encajado 21 puntos que hicieron esfumar todo el trabajo previo: 55-55.

Al auxilio salieron Huertas con sendas penetraciones, Singler con su elegancia (61-55) y la actividad reboteadora de los locales en su aro. Insuficiente, eso sí, ya que los laguneros estaban empeñados en reeditar su particular montaña rusa de aciertos y errores (61-60 y 63-63, ya en el acto final).

Bien por su actividad defensiva e incluso por despiste del Obra, el Canarias hizo daño a campo abierto (72-65, 33'), pero tampoco fue capaz de matar el encuentro porque erró un par de triples liberados y porque los gallegos se encomendaron a Kravic (75-71). Como 10 minutos antes, Huertas mostró galones con una canasta cuando nadie veía aro, un pase dentro para el 2+1 de Díez (más cómodo que antes como cuatro), con una asistencia de fantasía para Singler, sacándole una antideportiva a Calloway, y dando un pase por la espalda para el mate de Guerra (88-73). Un lujo en forma de plus. Un arreón demasiado grande del que ya no se recuperaría el Obradoiro y que daría al Canarias el premio de una trabajada victoria.

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