Música

Daniel Broncano: «El reto de cualquier orquesta es aportar bienestar al máximo número de personas»

«Este trabajo requiere ser buen recadero, psicólogo, y tener claro hacia dónde debes ir»

Daniel Broncano, este viernes, en Auditorio de Tenerife.

Daniel Broncano, este viernes, en Auditorio de Tenerife. / MARIA PISACA

Almudena Cruz

Almudena Cruz

Daniel Broncano (Jaén, 1986) acaba de incorporarse a la Orquesta Sinfónica de Tenerife como director técnico. Hace apenas una semana que asumió sus nuevas funciones y en esta entrevista habla del «idilio» que mantiene con la Isla desde que visitó el Festival del Cuento de Los Silos, de la importancia de la formación orquestal que ahora tiene a su cargo y de los planes de futuro para que ésta «siga brillando».

Antes de participar en el proceso selectivo para escoger al nuevo director técnico de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, ¿qué imagen tenía sobre la formación de la Isla?

Admiración. Mi relación con Tenerife empezó en 2017 por el Festival del Cuento de Los Silos. Conocí a Ernesto Rodríguez Abad en una plataforma que se llama Cultura y Ciudadanía donde se hablaba de festivales en el medio rural. Como yo creé Música en Segura, que es un festival de delicatessen musicales en Segura de la Sierra, ahí conocí a Ernesto. A partir de ahí se creó una colaboración con él y vine a Tenerife durante tres años seguidos. He estado en unos cuantos sitios del planeta pero Tenerife me pareció de los más exóticos y bonitos. Ahí comenzó ya un idilio con la Isla. Por otro lado, la Sinfónica de Tenerife, de por sí, es conocida en todo el país y en el extranjero porque es una orquesta referencial en España. La Sinfónica es una de las orquestas legendarias de España.

Antes estaba en Córdoba, ¿fue esa su primera experiencia al frente de una orquesta?

He estado dos años ahí y además en la junta directiva de Aeos, que es la Asociación Nacional de Orquestas Sinfónicas. Empecé en la música como clarinetista y durante un tiempo de mi vida estuve obsesionado con tocar el clarinete. De ahí fui pasando a la gestión cultural a través de Música en Segura, hace más de diez años, hasta dedicarme a tiempo completo a la gestión cultural en la Semana de Música Religiosa de Cuenca y en la Semana de Música Antigua de Álava. Luego, del mundo de los festivales, fui pasando a la gestión orquestal, que es un mundo en sí mismo. Al final una orquesta es un buque musical con un gran activo que es una plantilla de noventa personas –en el caso de Sinfónica de Tenerife– dedicadas a tiempo completo a la música. 

¿Qué aprendió de esa primera experiencia orquestal?

Pues que hay una parte muy importante del rol que es liderar un equipo humano muy grande. También se trata, desde luego, de solucionar más problemas de los que creas y esta es una parte que no es específica de una orquesta. Requiere, a veces, ser un muy buen recadero, un buen fisioterapeuta mental y tener claro el rumbo por el que quieres ir. Problemas los hay de todo tipo. Es un lujo que en España haya estas orquestas públicas pero eso implica que administrativamente se convierten muchas veces un salto de vallas. Pues ese salto tienes que hacerlo con ilusión, saber hacia dónde vas y tener clara la importancia de la misión de una orquesta va desde tocar las sinfonías de Beethoven a ser defensores de un repertorio y de una literatura valiosísima y que tiene el poder de emocionar al cien por cien de la población. Entre todas estas tareas prosaicas, como digo, la más importante es saber el porqué y tener la perseverancia y el tesón necesarios para saber hacia dónde hay que ir.

La figura de una orquesta ha ido variando a lo largo de los siglos. En el caso de Tenerife, por ejemplo, su orquesta es uno de sus símbolos principales. Para eso, además, tiene que seguir acercándose a todos pero es complicado.

Hace dos siglos las orquestas empezaron para ofrecer música para la corte, básicamente. Algunas otras estaban relacionadas con los teatros y las óperas. A partir del siglo XX se profesionalizaron mucho más y a la vez se ritualizaron mucho más los conciertos hasta crear una liturgia bastante encorsetada. Eso supone para las orquestas en particular y la música clásica en general un supuesto elitismo que no es tal y que desde luego no está en la tensión creadora de toda esta música que tocamos, que está hecha para todos los seres humanos con dos orejas. En las últimas décadas, el reto de cualquier institución de la música clásica y de las orquestas en concreto es tener clara la vocación de servicio público y de acceso a la cultura. Y, en definitiva, de aportar bienestar a la vida de cuantas más personas mejor. Por eso, como director técnico, el foco tiene que estar en comerte el coco para saber cómo haces eso: aportar bienestar al máximo número de personas en Tenerife y de Tenerife al mundo. Eso implica que nuestra Sinfónica toca en torno a 18 conciertos de temporada de abonos maravillosos, hace una labor importantísima como orquesta de la Ópera de Tenerife y además hay una parte que está en su ADN que son las funciones educativas, tocar en los hospitales, colaborar con agrupaciones amateur de la Isla y con los conservatorios. Espero que en este periodo sigamos avanzando y agrandando esa función social.

Hay dos cosas que sí que puede que se echen de menos y que sí tuvo la Sinfónica de Tenerife: las giras y las grabaciones. ¿Están dentro de sus planes?

Por supuesto. La orquesta tiene otra importante función que es la proyección de Tenerife en la Península y en el mundo. Por supuesto, está en la lista de prioridades trabajar en esa línea. Hay que seguir sacándole brillo, seguir construyendo en positivo y que siga siendo legendaria en 2024, 2025 y hasta en 2050. Lo que es cierto es que en cuanto contactas a alguien desde la Sinfónica de Tenerife, encuentras predisposición. En cuanto al mundo de las grabaciones, este ha cambiado mucho desde una época como los 70 y lo 80 donde hubo una especie de fiebre por hacerlas. Exploraremos las grabaciones, también las relacionadas con el mundo audiovisual que es otro sector creciente y más aquí en Canarias. Creo que para eso la Sinfónica de Tenerife tiene que adaptarse a cuál es el contexto del sector en 2024.

¿Cuál es el estado de salud de la orquesta? Hay ahora mismo un proceso de audiciones abierto...

Hay una renovación enorme. A raíz de la crisis hubo una congelación en muchas orquestas en este sentido pero este año hay cinco audiciones y la oferta pública de empleo de 2023 incluía once plazas que saldrán durante los próximos tres años con puestos tan importantes como solista de flauta, solista de clarinete o solista de chelo. En comparación con otras orquestas españolas, ha tenido un ratio mejor de renovación. De hecho hay una plantilla que ha seguido teniendo incorporaciones valiosas. Eso es maravilloso, quiere decir que se va dando una renovación orgánica manteniendo el nivel artístico a futuro.

Tenemos al maestro Víctor Pablo Pérez como director honorario pero hay una vacante determinante: la de director titular. ¿Se prevé cubrirla?

Sí. El papel de Víctor Pablo es fundamental en la historia de la Sinfónica de Tenerife y sigue siéndolo. Hay que agradecerle su generosidad y disponibilidad porque sigue ayudando a engrandecer a la orquesta. Y sí, hay una intención de en un plazo razonable, en esta legislatura del Cabildo, encontrar un director o directora.

¿Es difícil traer un director hasta la Isla?

Para los artistas esta Isla es un auténtico imán. En el imaginario colectivo cultural, Tenerife está muy bien conectada. Es una región que no le resulta extraña nadie y a la gente le apetece siempre venir. Encontrar un director o directora titular tiene que ver con que se alineen las prioridades artísticas con las organizativas y ese camino se andará, claro.