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Paco Perera Músico y compositor

«‘Tájara’ se construye desde la identidad y la tradición hacia la innovación»

«Los instrumentos de pulso y púa son parte fundamental de nuestra tradición pero poco explotados», asegura el músico y compositor

El músico Paco Perera en una imagen promocional de Tájara, con estilismo de Natalina Medina y diseño de Gustavo Martín. José Tándem

Tras años moviéndose en las sombras, Paco Perera, uno de los músicos más reputados del panoramana musical de Canarias, presenta su primer trabajo en solitario, Tájara, un ejercicio sonoro donde modernidad y tradición se dan la mano en un perfecto maridaje. Perera ofrece los días 18 y 19 de marzo sendos conciertos en el espacio La Granja de Tenerife y el Teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran Canaria.

¿Qué ha tenido que pasar para que un músico con un currículo y una trayectoria tan dilatada como la suya haya decidido dar un paso adelante grabando un disco en solitario y se embarque en una gira de conciertos?

Podríamos decir que mi vida ha sido un recorrido por etapas. En mi caso ha estado marcada por la música. Ha sido mi motor, mi pasión y mi vocación desde muy temprano. Con veintipocos años tomé la decisión de dedicar mi vida a lo que realmente me gustaba. Sabía que sería un camino complicado pero asumí los riesgos y no he parado de formarme desde entonces. Conseguí establecerme como músico profesional en Canarias y trabajé con muchos de los artistas y grupos consolidados de la escena local y nacional mientras cursaba estudios universitarios de Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones y me formaba musicalmente de diversas maneras. Tenía claro que la ingeniería no era mi vocación pero, por circunstancias largas de explicar, finalicé la carrera y poco después se dieron las circunstancias para marchar a Barcelona para continuar formándome en la música. En esta ciudad culminé un Título Superior de Música en la prestigiosa ESMUC (Escola Superior de Música de Catalunya) y unos cuantos años más tarde marché a Madrid por varios años a probar suerte en la capital. Durante todo este tiempo he estado muy activo y pude establecerme en la península como músico profesional de diversas escenas de proyección nacional e internacional. Mientras tanto se iba gestando en mi cabeza el germen de este proyecto que ahora presentamos, Tájara. Mis inicios en la música aparecen en mi infancia dentro del entorno familiar y con el folclore canario como vehículo. Desde entonces mi vínculo con la música popular me ha acompañado durante toda mi vida en paralelo con todo lo que iba aprendiendo de otros tipos de músicas y estilos. En un momento dado sentí que había llegado el momento de trabajar para mí y en apenas 24 horas tomé la decisión de dejar Madrid y volverme a mi tierra para desarrollar este proyecto, desde donde están las raíces de lo que quería contar.

¿Cómo, cuándo y dónde nace Tájara?

A partir de cierto momento comienzo a sentir la necesidad de utilizar ese bagaje y devoción por nuestra música popular para crear utilizando esos códigos como eje creativo. Poco a poco comienzan a aparecer y a desarrollarse las ideas. Desde ahí hasta ahora. Tájara es una palabra inventada a partir del término Tajaraste, uno de los géneros más representativos del folclore en Canarias. Esta palabra no es más que una metáfora de esta concepción identitaria y renovada predominante en esta propuesta. Fue el nombre que utilicé para titular una de las primeras piezas que compuse con estas premisas y un homenaje personal a este hecho germinal que he utilizado para dar título al álbum y a mi productora. Desde un primer momento mi intención ha sido construir esta propuesta desde la música tradicional de Canarias hacia otros espacios sonoros y no al revés. Esto me ha obligado a darle bastantes vueltas a las ideas y a analizar los elementos característicos de nuestra tradición sonora para crear desde ahí. Trato de deconstruir elementos que considero identitarios como las melodías y sus diseños, progresiones armónicas y tímbricas características, patrones rítmicos, textos de la lírica popular y muchos otros aspectos. Destacaría el uso recurrente de los instrumentos de pulso y púa, como laúd y bandurria, que se convierten en uno de los elementos característicos de esta propuesta. Para mí son una parte fundamental de nuestra tradición sonora poco explotada pero omnipresente en el folclore de nuestra tierra que quiero reivindicar sin dejar de prestarle atención a nuestro instrumento más representativo, el timple, y su hermano la contra.

Es interesante escucharle reivindicar con este trabajo a esos instrumentos de pulso y púa. ¿Por qué cree que se han denostado?

La música popular de Canarias tiene su propio ADN en lo que a organología se refiere con una colección característica, y en varios casos autóctona, de instrumentos de cuerda, percusión y viento. En todo este espectro sonoro aparecen de manera reiterada los instrumentos de pulso y púa: laúd y bandurria fundamentalmente aunque también laudino, mandolina y mandola. Al analizar la mayoría de manifestaciones musicales de nuestro folclore musical descubrimos que estos instrumentos desempeñan un papel casi protagonista en la capa melódica de muchos de estos géneros folclóricos. Sin embargo, a pesar de ser un sonido esencial de nuestro patrimonio musical, no suelen adquirir relevancia fuera de este contexto folclórico debido quizás a que carecen de valor autóctono diferenciador y a que para muchos representa a algo vetusto o pasado de moda por causas que podrían dar lugar a un interesante análisis.

En ese sentido, ¿es lógico que haya sucedido esto en una región donde el timple es casi un emblema o es precisamente el timple el que ha solapado a esos otros instrumentos?

La relevancia del timple en Canarias y el interés que despierta debido a su singularidad más allá de nuestro territorio es innegable, afortunadamente. También es incuestionable que es un instrumento que nos representa y sus posibilidades expresivas han evolucionado enormemente desde la aparición de los primeros grandes solistas, como Casimiro Camacho o Totoyo Millares, pasando por los tres grandes timplistas de la siguiente generación que le dieron el vuelco definitivo; Domingo ‘el Colorao’, Benito Cabrera y José Antonio Ramos, con quien trabajé durante cuatro intensos años y compartí una bonita amistad, hasta llegar a la brillante generación actual conocida por todos. Partiendo de este justo reconocimiento y sin entrar en polémicas, considero que el rol que se le ha ido dando al instrumento a lo largo de estos últimos años puede llegar a confundirnos sobre nuestra identidad sonora, ignorando otros tipos de manifestaciones vinculadas a la música tradicional debido esto quizás a la notable presencia de este tipo de propuestas frente a una menor de otro tipo de proyectos alternativos vinculados a la música popular.

¿Qué se va a encontrar quien se acerquen a Tájara?

Este es un trabajo que se construye desde la identidad y la tradición hacia la innovación con una marcada influencia mestiza y estableciendo un diálogo entre lo viejo y lo nuevo, lo local y lo universal, lo acústico y lo electrónico... Utiliza como hilo conductor la tradición folklórica popular de Canarias y muchos de sus elementos característicos como la instrumentación, géneros folklóricos y textos de la lírica tradicional canaria para ser fusionados con otros elementos contemporáneos como el jazz y la música electrónica.

¿Cuánto ha influido su bagaje y cultura musical a la hora de parir un proyecto, sonoramente hablando, tan mestizo como este?

Creo que es determinante y, en cierta manera, este trabajo resume ese recorrido vital en el que he podido conocer y aprender de muchos estilos y artistas con los que he tenido la suerte de compartir experiencias personales y musicales que me han dejado una huella imborrable y muy enriquecedora.

Además de intentar posicionar los instrumentos de pulso y púa en el lugar que se merece usted reivindica la importancia de la banda y el resto de las y los profesionales que le acompañan en esta aventura sonora. ¿Es necesario en estos tiempos poner en valor el trabajo de equipo?

No me atrevería a afirmar que vivimos en la época del culto al individuo frente al colectivo en lo que se refiere a propuestas artísticas musicales ya que esto es tan antigüo como la humanidad pero sí que observo una cierta tendencia a poner todos los focos en el cabeza de cartel ignorando absolutamente a los equipos de trabajo que sostienen esas propuestas. Cada proyecto que sale a la luz lleva detrás mucho trabajo y esto lo desarrolla siempre un equipo de trabajo. Quizás el marketing, la inmediatez y el exceso de estímulos no nos deja tiempo para valorar esto.

¿Qué destacaría de las y los músicos que participan en Tájara?

En la elaboración de este álbum hemos participado 16 músicos y un elenco espectacular de profesionales de diversas disciplinas. Se me hace muy difícil destacar aquí la gran aportación de cada uno de ellos ya que ha sido un largo proceso de elaboración en distintas etapas. Le puedo asegurar que he recibido lo mejor de cada uno y me han regalado no solo su arte y su talento, sino un cariño y unas ganas de dar lo mejor de sí que no puedo más que estar eternamente agradecido a cada uno de ellos. Debo hacer una mención especial al productor del disco, Miguel Guti. Miguel y yo empezamos a trabajar en la producción a comienzos de 2020 y tuvimos que hacer un largo parón debido a la pandemia. Desde que pudimos retomamos y a partir de ahí no hemos dejado de trabajar en este álbum de forma constante y rutinaria. Mucho de lo que podemos escuchar en este disco es fruto de su profesionalidad y buen gusto en muchas ocasiones guiado por mí y en muchas otras por su propia iniciativa creativa. Este trabajo lleva su firma sin lugar a dudas y me siento muy contento, satisfecho y agradecido por habérmelo encontrado en el camino y por el resultado final de este trabajo que también mezcla y masteriza. Además, quisiera resaltar la participación Antonio Serrano, uno de los mejores armonicistas del mundo y uno de los músicos españoles más internacionales con el cual he tenido la suerte de trabajar anteriormente y que se prestó a grabar un solo en uno de los temas de este disco.

¿Y gracias a quién ha sido posible poner en marcha un proyecto como este?

Al Instituto Canario de Desarrollo Cultural le debo agradecer públicamente su apoyo a la publicación y presentación de este álbum; la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de La Aldea de San Nicolás, Fundación Canaria Tamaimos y al Proyecto de Desarrollo Comunitario de La Aldea por su colaboración en el rodaje del videoclip del single del disco Tanganillo, realizado por Alejandro González, de Rec & Roll Producciones, y especialmente a cada uno de los artistas, profesionales y colaboradores que participaron en este proceso de elaboración sin los cuales esto no habría sido posible.

¿Cómo ve actualmente, sobre todo después del drástico parón que la pandemia ha provocado en su sector, el panorama musical de las islas?

Yo soy un peligroso optimista y quiero pensar que estamos al inicio de la recuperación de esa nueva normalidad tan aludida. Ya estamos viendo como otros países eliminan las restricciones y aprenden a convivir con esta nueva realidad. Cierto es que nos ha golpeado muy duro y mucha gente lo ha pasado muy mal, por no hablar del drama para los que se han quedado por el camino y sus allegados. Aún hay miedo y es normal que esto ocurra. En mi gremio lo hemos pasado muy mal y todavía no terminamos de arrancar pero, como le decía, quiero pensar que este es el año de la recuperación de la actividad por todos los indicios que puedo percibir. La sociedad necesita volver a encontrarse e interrelacionarse. Probablemente este es uno de los aspectos donde más se nos ha coartado. El ser humano también necesita alimentar su alma y la cultura ocupa ese territorio.

Por último, hay regiones como Andalucía o Galicia donde su música tradicional cuen con un arraigo importante y, sin embargo, en Canarias no ocurre lo mismo. ¿A qué cree que se debe?

Andalucía es la tierra del flamenco y el arte está en la calle, en cualquier esquina. Cualquiera te toca las palmas con soniquete y te hace una ‘pataíta’. He tenido la suerte de pasar con frecuencia por esas tierras por cuestiones profesionales y es verdad que la música ocupa un lugar relevante en sus vidas porque forma parte de su manera de expresarse. Casi tienen compás al hablar, va en su ADN. En eso me recuerda mucho a Cuba. Un canario en Andalucía juega en casa.

Galicia es tierra de música y tradición también. Territorio de gaitas, música popular, tabernas y fiestas de pueblo. Reconozco que la he visitado menos pero soy un gran enamorado de su música tradicional y seguidor de muchos de sus grupos y artistas como los míticos Milladoiro. Sinceramente, y desde mi experiencia de muchos años vividos en Cataluña y Madrid, no creo que Canarias sea un territorio con poca querencia a su música popular. Aquí tenemos romerías, tenderetes, bailes de magos, la Rama de Agaete y muchos tipos de fiestas populares algunas de ellas con gran arraigo social por no hablar del Carnaval y otros tipos de eventos populares. También he de decir en concordancia con tu pregunta que en algunos casos observo una cierta transformación de algunos de estos eventos en una suerte de macrobotellones. Yo pertenezco a una generación en la que en cada casa había un timple o una guitarra y el que más o el que menos ‘furrunguiaba’ alguna cosilla. Probablemente esto sí que ha cambiado y puede que nos haya alejado algo de esa querencia hacia nuestra tradición popular por otras tendencias más alineadas con la industria musical.

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