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Un repóquer de directoras domina el cine mundial

Realizadoras nacidas en los 80 han conquistado el gran premio en los Oscar y los festivales internacionales más recientes. A ellas se suma la española Carla Simón con el Oso de Oro en la última Berlinale

Carla Simón, flamante Oso de Oro en la Berlinale. El Día

La relevancia que están alcanzando las películas dirigidas por mujeres (la última, Alcarràs, de Carla Simón, flamante Oso de Oro en la Berlinale) puede que sea una de las mayores revoluciones que se han producido en la industria cinematográfica en décadas. No es un hecho casual y corresponde a toda una cadena de concienciación que ha removido los cimientos del hasta ahora sistema heteropatriarcal sobre el que se sustentaba la creación artística. Esa hegemonía estaba destinada a desaparecer, solo hacía falta un empuje reivindicativo y, en ese sentido, el #MeToo constituyó un movimiento fundamental para plantar cara a las desigualdades y el sexismo imperantes.

Así, a lo largo de los últimos tiempos, hemos asistido a un cambio de sensibilidad que se ha ido materializando en una serie de hitos que han situado a las mujeres en un espacio de visibilidad al que no habían podido acceder por culpa del dominio masculino. Y ha sido ese el momento en el que han demostrado que en ellas se encontraba la llave para abrir la puerta a nuevas miradas, perspectivas inéditas, narraciones originales y formulaciones valientes a la hora de romper con los estereotipos.

¿El resultado? Una secuencia de triunfos que se pueden calificar de históricos. En todos los festivales internacionales del último año han ganado mujeres, así como en la última edición de los premios de la Academia de Hollywood.

Carrera imbatible

La carrera imbatible comenzó en 2020 cuando Chloé Zhao ganó el León de Oro de Venecia con Nomadland. Poco después, consiguió tres Oscar, incluidos el de mejor película y el de mejor dirección, un apartado prácticamente vetado para las mujeres hasta el momento. En esa misma edición, Emmerald Fennell se alzó con el Oscar al mejor guion original por Una joven prometedora. Y unos meses después asistimos a otro terremoto. Por primera vez una directora, Julia Ducornau por Titane, ganaba en solitario el Festival de Cannes. A este triunfo le siguieron el de Audrey Diwan en Venecia con El acontecimiento y el de la rumana Alina Grigore en San Sebastián con Blue moon, después de que en la edición anterior se encumbrara a Dea Kulumbegashvili por Beggining. Ahora, el ciclo se cierra (por el momento) con Carla Simón y su Oso de Oro en la Berlinale por Alcarràs.

Se han atrevido a abordar temas que las afectan, muchos de ellos incómodos, de forma arrolladora

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Destaca el hecho de que las cinco triunfadoras nacieron en la década de 1980. Zhao, en 1982; Ducornau, en 1983; Diwan, en 1980; Grigore, en 1984, y Simón, la benjamina de la hornada, en 1986.

Nueva generación

Estamos hablando de una nueva generación que estaba destinada a dar el salto definitivo. En todos los casos, se trata de su primera o su segunda película y en todas ellas las diferentes directoras se han encargado de imponer una poderosa visión autoral, la de romper con los estereotipos.

Zhao, tanto en The rider como en Nomadland, se ha encargado de reivindicar a los outsiders que se encuentran fuera del sistema en Estados Unidos y que libran su particular batalla por la supervivencia diaria. Fennell habló sin tapujos del trauma sufrido por las mujeres tras ser víctimas de abusos sexuales y renovó por completo el concepto de rape and revenge. Ducornau ya era una de las puntas de lanza del movimiento de terror femenino gracias a Crudo, pero con Titane fue un paso más allá situando a la mujer y su cuerpo en el epicentro de un relato en el que las teorías de la nueva carne pasaban por el filtro de la nueva ola feminista. Audrey Diwan adaptó a Annie Ernaux en El acontecimiento para hablar de la libertad de las mujeres para abortar en la Francia de los años 60, cuando todavía era una práctica ilegal.

Reivindicación femenina

Alegatos irreductibles de reivindicación femenina en todos los casos que abordan algunas de las cuestiones fundamentales que afectan a las mujeres en nuestro tiempo: la desigualdad salarial, la precariedad profesional, las decisiones sobre nuestros propios cuerpos, la violencia machista, la masculinidad tóxica, la represión religiosa y el deseo femenino, muchos de ellos, temas incómodos o silenciados expuestos desde una rotundidad temática y expresiva arrolladoras.

Dentro de este panorama, Simón también ha defendido su autoría, que es de base autobiográfica y que nos acerca a las pulsiones entre el paisaje y los personajes. Un cine íntimo que consigue erigirse en universal gracias a su capacidad para tratar cuestiones como el desarraigo, la identidad y las relaciones familiares.

Este nuevo escenario ha surgido gracias a medidas como la paridad en las ayudas y en los jurados

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No es una cuestión de modas, es una realidad inapelable. ¿Cuánto tiempo sin poder hacerse cargo de sus historias han estado las mujeres? Todas ellas han participado en igualdad con sus homólogos masculinos y han demostrado que su valía no corresponde a ningún tipo de estrategia en cuestión de premios. Quizá porque sus historias nos entroncan con el aquí y ahora, porque son capaces de reconciliarnos con el género humano en un momento en el que necesitamos ahuyentar los recelos y el nihilismo, y tocar tierra a través de propuestas que se conviertan en revulsivos.

El perro de Jane Campion

En la próxima edición de los Oscar, la película que parte como favorita con más nominaciones es El poder del perro, filme de Jane Campion, con 12 candidaturas, entre ellas a mejor dirección. Además, en el apartado de mejor guion adaptado, por una vez hay más mujeres que hombres nominados: Sian Heder (CODA: Los sonidos del silencio), Maggie Gwyllenhaal (La hija oscura) y la citada Campion.

Mecanismos

Nada ocurre porque sí. Este nuevo escenario corresponde a todo un mecanismo que se ha ido implantando progresivamente, como las medidas de paridad en las ayudas, en los comités de selección, en los jurados. Una rueda que es necesario engrasar para que poco a poco las mujeres rompan ese techo de cristal que todavía pesa como una losa sobre sus cabezas. La introducción de las mujeres en la producción también ha resultado fundamental. En Hollywood figuras como Reese Whiterspon, Nicole Kidman y Jessica Chastain se pusieron al frente de sus propios proyectos para dar un viraje al tipo de historias que se estaban contando. Pero no hay que ser una estrella para remover los cimientos.

En España productoras como María Zamora (Alcarràs), Marisa Fernández Armenteros, Sandra Hermida, Nahikari Ipiña, María del Puy Alvarado, Carla Nieto y Carolina Bang se encuentran en estos momentos dando un impulso renovado a todo el panorama audiovisual patrio desde la independencia. Todavía queda mucho por conseguir. El porcentaje de mujeres a cargo de la dirección no se acerca ni por asomo al de los hombres, pero es muy significativo que en estos momentos sean ellas el foco de atención recogiendo el testigo de todas aquellas pioneras que estuvieron condenadas a la invisibilidad.

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